México
La caza mundial de gangas por Yuriko Koike
Pocas elecciones recientes han concitado la atención mundial como las celebradas el pasado 17 de junio en Grecia. Ahora que el partido de centro derecha Nueva Democracia, que obtuvo el mayor número de votos, ha formado un Gobierno de coalición con el de centro izquierda Pasok y el de Izquierda Democrática, la cuestión decisiva para el Gobierno del primer ministro Antonio Samaras es si puede aplicar las medidas de austeridad acordadas con los socios de Grecia en la zona del euro a cambio de un apoyo continuo del Fondo Monetario Internacional y la Unión Europea.
La situación sigue siendo peligrosa… y no sólo para Grecia. España e Italia afrontan la amortización de los bonos estatales, que ascienden a 13.200 millones de euros (16.500 millones de dólares) y 17.000 millones de euros, respectivamente, en julio, y las amortizaciones continuarán todos los meses posteriores como un maremoto imparable, lo que garantizará una agitación continua en Europa y fuera de ella. Dada la amenaza mundial representada por la crisis bancaria y la deuda soberana, en la cumbre del G-20 celebrada en Los Cabos (México) las medidas para fortalecer el sistema bancario y fomentar la integración fiscal cobraron cierto impulso. En la declaración final de la cumbre se declaró que los países con finanzas boyantes están dispuestos a brindar un estímulo económico, si se debilita el crecimiento.
Un resultado de ese compromiso es el de que las promesas de contribuciones para aumentar los fondos del FMI han alcanzado la cifra de 456.000 millones de dólares. Dichas promesas se suman a los 430.000 millones de dólares de incremento de los fondos del FMI anunciado en abril, por lo que el fondo ha de tener un arsenal financiero para actuar en cualquier crisis, es decir, si se materializa el dinero prometido en la cumbre del G-20. Los Brics (Brasil, Rusia, India, China y Suráfrica), todos ellos miembros del G-20, representan ahora el 43 por ciento de la población del mundo y el 18 por ciento de su economía. En la última cumbre se reveló su participación en la «responsabilidad internacional»: contribuciones al FMI de 43.000 millones de China, 10.000 millones del Brasil, Rusia e India y 2.000 millones de Sudáfrica. México, el anfitrión del G-20, prometió también una contribución de 10.000 millones de dólares.
Naturalmente, esa renovada cooperación internacional iba destinada a proteger el sistema financiero mundial, pero hacer una contribución monetaria significa también tener voz, por lo que no es de extrañar que los Brics estén insistiendo en su petición de una reforma en materia de derechos de voto en el FMI y al tiempo están ofreciendo cada vez más permutas de divisas a países económicamente apurados. Sin embargo, diversos países están endureciendo también sus posiciones sin apenas tener en cuenta las repercusiones de sus acciones en el sistema financiero internacional. El más activo de esos países es, naturalmente, China, que puede recurrir a sus inmensas reservas de divisas de 3,3 billones de dólares –y que siguen aumentando– para hacer avanzar sus intereses en todos los confines del planeta.
Por ejemplo, aunque China ha hecho poco para mejorar el balance del Estado griego, su activa actitud ante la crisis ha llamado la atención. El primer ministro, Wen Jiabao, visitó Grecia en octubre de 2010 y acordó intensificar la cooperación entre China y Grecia durante una reunión con el entonces primer ministro George Papandreu: apoyo oportuno que al debilitado Gobierno de Grecia le encantó recibir. Pero la forma del apoyo chino para Grecia probablemente beneficiará mucho más a China a largo plazo. De hecho, en un editorial publicado el 15 de junio, «China Daily» calificó a Grecia de «punto de entrada» a Europa para China. La China Ocean Shipping Company (Cosco) ya ha obtenido un alquiler durante 35 años para utilizar el segundo muelle del puerto de El Pireo, uno de los más activos del mundo, por 3.500 millones de euros y ha comprado un centro de empaquetado y unas instalaciones de carga de camiones en los suburbios de El Pireo. La compañía ha expresado también su intención de adquirir el 23 por ciento de la autoridad portuaria de El Pireo y aspira a alquilar o adquirir puertos en la isla de Creta.
Asimismo, aunque la oferta de la Cosco por la terminal de contenedores de Tesalónica chocó con una oposición local, los inversores chinos están negociando con el Gobierno de Grecia para adquirir una participación durante veinte años (2026-2046) en el Aeropuerto Internacional de Atenas por 500 millones de euros.
China puede parecer un salvador para Grecia, que sigue empantanada en una crisis fiscal y una grave recesión, pero ésa era también una ocasión perfecta para que China fuera a la caza de gangas por todo el mundo. De modo que, en lugar de utilizar sus inmensas reservas de divisas para fortalecer el sistema internacional, China está adquiriendo activos estratégicos baratos.
Pensemos en Islandia, que sufrió enormemente a consecuencia del desplome de Lehman Brothers en septiembre de 2008. En Reykiavik se ha construido una embajada china enorme con vistas a mejorar la labor de inteligencia de China sobre la futura evolución de los acontecimientos en el océano Ártico y las compras de tierras en Islandia por parte de empresas chinas han sido tan extensas, que han despertado una paranoia local, con el resultado de que se han bloqueado algunos planes de inversión por miedo a que pudieran ser una cabeza de puente para una presencia militar china. Durante casi un decenio, la gente ha estado preguntándose cómo utilizaría China sus gigantescas reservas de divisas y, en particular, si desafiaría la supremacía del dólar. Ahora parece claro que se propone utilizar sus reservas de divisas para hacer avanzar su estrategia geopolítica planetaria, no para reforzar el sistema internacional que ha permitido su auge durante tres decenios.
A medida que los gobiernos y los ciudadanos de todo el mundo toman conciencia de la influencia que China puede comprar con su repleto monedero, ¿será inevitable una reacción antichina? ¿O han resultado algunos países tan castigados por la crisis financiera, que no les importa de dónde les lleguen las limosnas? El tiempo lo dirá, pero existe el peligro de que el ensoberbecimiento chino esté empezando a extenderse a las finanzas mundiales.
Yuriko Koike
Ex ministra de Defensa de Japón y asesora de Seguridad Nacional
Copyright: Project Syndicate, 2012
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