Fútbol
Benzema por Alfonso USSÍA
Un Real Madrid formidable. Y la prueba del Milan, superada con sobresaliente. Sólo falta Llorente para que la felicidad sea completa. Porque Benzema, como la princesita cursi de Rubén Darío, está triste. Está, estuvo y estará, porque es triste. Y no encaja en este equipo en el que todos terminan los partidos hechos unos zorros de tanto correr hacia arriba y hacia abajo. Con ese ritmo, es muy difícil ganar a los blancos.
Pero algo hay que hacer con Karim Benzema. Mira al césped y amarillea la hierba. Mira al cielo y se presentan las nubes. Mira al público y no encuentra la complicidad que necesitan los guerreros de la tribu, que eso son los futbolistas. Y lo preocupante es que mira sin parar, pero no al balón. Para Benzema el balón es un objeto del que se puede prescindir. Estoy de acuerdo. A mi edad, llevo muchos años prescindiendo del balón. Pero él es futbolista y del Real Madrid, y el balón es lo principal en su vida.
El mejor de todos los tiempos, don Alfredo di Stéfano, levantó un monumento al balón en el jardín de su casa. Y le añadió un mensaje: «Gracias, vieja». En femenino, por la pelota.
Benzema es joven, tiene clase y no ha encajado. Buen momento para hacer caja con él y guardar los dineros para que Fernando Llorente viaje a Madrid. Antes de que nos lo quite el Barça, que nos lo quitará.
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