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Escándalo Emarsa por Iñaki Zaragüeta

La Razón
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Ni Brugal, ni Gürtel, ni nada, el problema está en Emarsa. Así me lo anunció hace meses, en cuanto el asunto salió a la luz, mi amigo Rogelio, acostumbrado a deambular por las alcantarillas de la política y las finanzas. Y tenía razón. Cada día es más escandaloso, porque no sólo se trata de la mala gestión y el posible desvío de recursos, sino que afecta a la imagen de quienes se les supone servidores públicos. Ha bastado que se conociera el protagonismo de unas bien tratadas traductoras rumanas, cuyo empleo todo el mundo ha sabido descifrar, para que el caso irrumpiese en la careta de los telediarios. Ya es tema nacional.

Lo peor es que, según mi amigo que hasta ahora ha acertado en sus presagios, aún quedan protagonistas y trapos sucios nuevos que aparecer. Unos más llamativos que otros. Unos más graves que otros.

La cosa se hará más explosiva al coincidir con la adopción de duras medidas para los ciudadanos, que verán cómo son apretados sus ya estrechos cinturones a la vez que unos cuantos han dilapidado su dinero. Así es la vida.