Crisis del PSOE

De la silente Chacón a los hilos que mueve Rubalcaba

No es lo mismo ganar un congreso que unas primarias. Alguien que conoce bien la fontanería del PSOE y que fue decisivo en la victoria de Zapatero en el XXXV cónclave federal siempre dijo que el hoy presidente del Gobierno nunca hubiera ganado unas primarias.

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Y es que la mecánica para elegir en el PSOE a un secretario general es muy distinta a la de unas elecciones internas abiertas a toda la miliancia. La primera diferencia es que al primero lo eligen los delegados designados previamente por los «aparatos» de las distintas federaciones –un mínimo de 500 y un máximo de 2.000 compromisarios– y al segundo, los 200.000 militantes censados y al corriente de pago de la cuota de partido.

La segunda es que para los «aparatos» es más fácil controlar el voto de los delegados propuestos por las direcciones regionales que influir sobre la voluntad de 200.000 afiliados. Así que hay muchos que creen que, tras la propuesta de Patxi López de celebrar un congreso, está la mano negra de Alfredo Pérez Rubalcaba, quien conoce bien los riesgos de unas primarias y «no ha parado de mover hilos». La experiencia dice que en el PSOE el resultado de la democracia interna lo carga el diablo, y más cuando uno parte como favorito del «aparato».

«Quienes recelaban ayer de unas primarias por sentido de la responsabilidad y para evitar la división interna proponen ahora una catarsis que abra en canal el partido. Lo quieren todo, la candidatura y el poder ogánico», decía ayer un destacado miembro de la dirección federal que apostaba por una candidatura de integración y sospecha que tanto Rubalcaba como Blanco persiguen «además de laminar a Zapatero, apartar también a todos los miembros de la dirección federal que les incomodan» ya que la convocatoria obligaría a dimitir a toda la Ejecutiva y a nombrar una gestora. El mismo interlocutor no tiene reparos en acusar de «desleales» a quienes más «han ido de leales con Zapatero».

El entorno de la ministra de Defensa sostiene que tras la hecatombe del 22-M el escenario cambió considerablemente, y que la catalana, por «sentido de la responsabilidad», no iba a medirse con Rubalcaba. Ahora, nadie sabe qué hará pero muchos temen que se vea obligada a medir su fuerza en un Congreso. En el otro lado, el de los partidarios de Rubalcaba, no tenían dudas de la ambición de la ministra ni de sus ganas de presentarse a las primarias. Arguyen también que varios referentes del PSOE han sondeado sus intenciones y que es la negativa de la titular de Defensa a dar un paso atrás la que empujará al PSOE a un cónclave extroardinario. A saber. Lo cierto es que la solución de 2011 no es más que una parche hasta las generales.