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Fukushima: sellada la grieta que filtraba agua radiactiva al mar

Por fin una buena noticia desde Fukushima. Los trabajadores que plantan cara al peor accidente nuclear desde Chernóbil lograron ayer sellar la grieta por la que, durante varios días, se ha estado filtrando al mar agua altamente radiactiva.

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Llevaban intentándolo desde el sábado con hormigón, materiales plásticos y con 6.000 litros de productos químicos. A primera hora de la mañana se confirmó que, por fin, el escape había cesado. Lo que continuará vertiéndose al mar son las toneladas de agua «levemente tóxica» que se descargan desde los depósitos especiales, de manera controlada, para hacer espacio al líquido que inunda las turbinas, mucho más peligroso.
Con todo, se espera que los niveles de contaminación de las costas de Fukushima disminuyan notablemente en los próximos días. De confirmarse, la noticia será recibida con alivio por uno de los sectores peor parados de esta crisis nuclear: la gigantesca industria pesquera japonesa. Ayer, el sindicato de pescadores elevó una dura protesta contra la Compañía Eléctrica de Tokio (Tepco) y contra el Gobierno japonés, a quienes acusaron de estar arruinando uno de los motores de la economía nacional y fuente de subsistencia para muchas localidades del noreste del país, las más afectadas por el tsunami.
La emergencia más apremiante parece haber sido parcialmente resuelta, pero entre los escombros de la central se esconden otros muchos peligros. Tepco empezó ayer a inyectar nitrógeno en el reactor número 1 para evitar que se produzca una nueva explosión. En los próximos días se repetirá la operación en los números 2 y 3.
Un informe presentado por una comisión del Gobierno estadounidense aseguraba que, tras casi un mes de explosiones, sobrecalentamientos y medidas de urgencia, el esqueleto de la planta nuclear es más frágil que nunca. Además, la fuga radiactiva continúa, toda vez que la fusión del núcleo de al menos un reactor es algo que ya se da por hecho. Según datos que maneja Tepco, las vainas de combustible nuclear de los tres primeros reactores están dañadas en un 70, 30 y 25% respectivamente. El Gobierno evalúa la posibilidad de aumentar el perímetro de evacuación alrededor de la central, que sigue siendo de 20 kilómetros, más otra franja en la que se recomienda que la gente permanezca dentro de sus casas.