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La televisión tuvo la culpa

La Razón
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¿Qué pasaría si Lady Gaga no tuviera detrás sus videoclips o si Beyoncé careciera de sus carísimas puestas en escena? ¿Serían sus canciones igual de famosas? Parece que Hollywood prepara ya película sobre la vida de Lady Gaga. De confirmarse la noticia, la diva de la televisión musical dará un paso más en su peculiar carrera en una industria que, para ella, se mueve entre platós y estudios de grabación por igual. Casi similar es el caso de Katie Perry, quien protagoniza un anuncio para la televisión transmutada en una Blancanieves años 20. Pero, realmente, ¿quienes son los músicos que viven gracias a la televisión? La polémica ha surgido tras las declaraciones de dos nombres muy relevantes de la industria musical. Se trata de Simon Cowell, creador del programa de talentos televisivo «X Factor», quien ha comentado recientemente que, sin las enormes producciones que arrastra Beyoncé y los costosísimos vídeos de Lady Gaga, sus canciones no tendrían la misma repercusión. De esta última ha comentado: «Si la has escuchado sabes que es la artista más aburrida del mundo». A este comentario se añade el de Noel Gallagher, ex Oasis, quien remató que duda de que dentro de veinte o treinta años la gente recuerde a Lady Gaga y mucho menos, sus canciones. «Es prefabricada y basa su éxito en trajes de carne y en la controversia. Sin sus producciones no sería nada», aseguró.

Errores de bulto
No deja de ser curioso que la crítica venga de una persona como Cowell, que le debe prácticamente todo a la televisión. Antes de engrosar considerablemente su cuenta bancaria con «X Factor», era más conocido en el mundo de la industria musical como el A&R que no quiso firmar un contrato a las Spice Girls, convencido del poco éxito que tendrían. Unos meses antes, había hecho lo mismo con un grupo llamado Take That. Tras semejantes tropezones como cazatalentos, centró sus energías en producir los discos de las estrellas televisivas Power Rangers y Teletubbies. El éxito fue fulminante. Y de ahí pasó a la televisión como crítico.

Aunque mucha gente crea que fue Michael Jackson el que inventó los videoclips con su famoso «Thriller», ya en 1920, Oscar Fischinger grababa sus canciones acompañando el sonido con imágenes. En realidad, lo que impulsó de verdad el formato audiovisual fue la difusión que los productos que las discográficas querían vender tenían por fin su formato para la pequeña pantalla. Hasta ese momento la música viajaba vía radio, concierto o vinilo, pero a partir de entonces se podían pintar y colorear al antojo de directores de vídeo y artistas, y llegar a todos los hogares.

 Famosos fueron los de Jackson, también los más caros de la historia. El del tema «Scream» costó la apabullante cifra de siete millones de dólares. Imaginen los beneficios que por entonces se obtenía en la venta de discos. Madonna tampoco pestañeó cuando puso encima de la mesa de su A&R el presupuesto de cinco millones para la producción de «Bedtime Story». En el caso de Lady Gaga, no se conoce con exactitud qué parte paga ella misma de su bolsillo y cuánto desembolsan sus marcas y su sello. El caso es que sus producciones son enormes en comparación con lo que se gastan hoy en día en sus vídeos el resto de artistas.