San Lorenzo
Pinceladas por devoción
El Prado recupera del olvido la pintura religiosa del siglo XIX a través de la exposición «Historias sagradas»
Algunas no se han expuesto nunca y otras llevaban varias décadas en los sótanos del Museo del Prado. «Las colecciones del siglo XIX son las más extensas en número y las más necesitadas de revisión», dice José Luis Díez, jefe de conservación de la pintura de ese periodo. El polvo del olvido había cubierto en particular la pintura de temática religiosa durante esa época hasta que ahora, al menos temporalmente, cinco de esas «Historias sagradas» tienen un digno lugar en el museo.
Roma era, hasta la modernidad, el punto final de la formación de cualquier artista y el comienzo de su madurez profesional. «Fue el gran crisol para la reflexión sobre la pintura», asegura Díez. Allí coincidían jóvenes artistas que, en el caso de los españoles, disfrutaban de una pensión que debían devolver con una obra que demostrase su sensibilidad. Algunos de ellos se entregaron al tema histórico, pero un acontecimiento real conmovió a muchos otros: el descubrimiento en 1852 del enterramiento de Santa Cecilia y la cripta de los papas en las catacumbas de la via Appia deslumbró a los artistas que completaban su formación.
La arqueología como ciencia y conocimiento de la historia daba sus primeros pasos y la fascinación por el calvario sufrido por los primeros cristianos fue un imán para la imaginación de los que buscaban un tema para su representación. Además de transmitir una emoción única, cumplían con el objetivo de defender su erudición ante los académicos de España.
«El estilo no es tan duro como el dibujo nazareno. Es una pintura de manual, que acabaría reproducida en todos los libros de la época y que tuvo una enorme repercusión.
«Las mejores de todas»
La luz es íntima, espiritual, y fue muy valorada por la crítica de entonces», apuntó Díez, que explicó que, de todos los fondos que se guardan, el Prado ha elegido «a las mejores». La más destacada es el «Entierro de Santa Cecilia en las catacumbas de Roma», de Luis de Madrazo, junto al «Entierro de San Lorenzo en las catacumbas de Roma» de Alejo Vera. «El Descendimiento», de Domingo Valdivieso, y dos piezas de Eduardo Rosales («Estigmatización de Santa Catalina de Siena» y «Tobías y el ángel») completan el conjunto de obras que ayer, el segundo lunes abierto en la historia del Prado y el segundo con larguísimas colas desde primera hora, podía ya visitarse. «Al género se le consideraba poco español por estar hecho en Roma. Fue el más importante del siglo XIX y luego ha sido el más aplastado en el siguiente. Por eso estas obras, de extraordinaria calidad, han pasado desapercibidas», añadió Díez. De hecho, la pieza de Madrazo está considerada su obra maestra y llevaba tres décadas sin exponerse, mientras que la «Estigmatización de Santa Catalina» estaba guardada en el depósito del Museo de La Coruña y nunca se ha podido ver.
Artista y modelo
Luis Rosales era uno de los becados en Roma con más talento. Y también era alto, delgado y de rasgos angulosos, lo que le hacía perfecto para posar como modelo de Jesucristo, como aparece en el «Descendimiento» de Valdivieso.
- Dónde: Museo del Prado.
- Cuándo: nuevas piezas de la colección permanente.
- Cuánto: entrada general, 12 euros.
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