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La OTAN se niega a armar a los rebeldes libios

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Rasmussen y Fredrik Reinfeldt, primer ministro sueco
Rasmussen y Fredrik Reinfeldt, primer ministro suecolarazon

Los rebeldes van perdiendo posiciones y hay muchas voces dentro de la coalición que apuestan por apoyarles con logística. Sin embargo, el mensaje de la OTAN ha quedado muy claro: se interceptarán todos los envíos de armas, incluidas las que van para los insurgentes y da igual si éstas proceden de los países miembro.

Desde que empezó la misión en Libia, la Alianza Atlántica nunca se ha mostrado favorable a mandar material militar al bando que lucha contra las fuerzas del coronel Muamar Gadafi. Y ayer, el mismo día que tomaba el control de la operación en el país africano, insistió en que su objetivo era aplicar con neutralidad la resolución 1973 del Consejo de Seguridad de la ONU.

«La OTAN va a defender a todos los civiles», indicó el presidente del Comité Militar aliado, el almirante Giampaolo Di Paola. «Si hay un buque que transporta armas o mercenarios, lo detendremos. Confío en que ninguno de los países que aprobaron la resolución piense en hacerlo», señaló.

La resolución de la ONU estipula que en Libia no debe haber «fuerzas de ocupación», recordó el militar italiano, quien añadió: «Recogemos información de los aliados», por lo que «depende de ellos» cómo obtienen esos datos. «No tenemos fuerzas sobre el terreno. Si las hay de países miembro, no es una presencia de la OTAN», destacó.

La coalición, de momento, se limita a escuchar el mensaje. La versión oficial es que en ningún momento se ha tratado de manera conjunta la posibilidad de armar a los sublevados. Sin embargo, algunos países parece que han empezado a actuar por su cuenta. Empezando por Estados Unidos. Barack Obama, que siempre hace lo posible por alejarse de la palabra guerra, nunca ha querido mancharse las manos con Libia, pero la prensa norteamericana reveló esta semana que el presidente había dado su aprobación a la CIA para llevar a cabo una misión de apoyo a las guerrillas.

El rotativo «The Times» reveló ayer más detalles. Un ex funcionario del Pentágono aseguró al periódico que la opción que se estaba discutiendo era la de mandar a la compañía privada «Military Professional Resources Incorportated» (MPRI), en vez de tropas estadounidenses para entrenar a los bandos que luchan contra el dictador. La empresa cuenta con expertos que, a priori, podrían parecer soldados, pero en sus pecheras no lucen las letras «US Army». Los servicios de esta empresa ya fueron solicitados por EE UU para enseñar al Ejército croata en 1994 durante la guerra civil con los serbios o más recientemente en Afganistán.

Aun así, hay muchas sospechas de los posibles vínculos de los insurgentes con Al Qaida. Abdel-Hakim al-Hasidi, un comandante del Grupo Islámico Combatiente Libio, afirmó hace unos días a un periódico italiano que dos docenas de sus combatientes en Libia eran veteranos de Irak. «Eran buenos musulmanes, no terroristas». Pero luego agregó: «Los miembros de Al Qaida también son buenos musulmanes y están luchando contra el invasor».