Toledo

Vivir el Vino El Restaurante el placer de un buen maridaje

De la mano del chef Pepe Rodríguez, Vivir el Vino El Restaurante es el lugar ideal para disfrutar de excelente materia prima regada con los mejores caldos 

El placer de un buen maridaje
El placer de un buen maridajelarazon

Sentarse a la mesa y degustar materia prima de calidad siempre es un placer. Más aún si va regada de un buen caldo de la tierra. La tarea resulta de lo más sencilla al cruzar la puerta de Vivir el Vino El Restaurante. Su nombre no deja lugar a dudas. En este acogedor local de los alrededores de Madrid, gastronomía y culto al vino van de la mano con el único fin de que el comensal se vaya con un sabroso recuerdo.Pepe Rodríguez, chef del establecimiento, deja su reconocida impronta –cuenta con una estrella Michelín, ganada a ley en su restaurante El Bohío de Illescas, en Toledo– en una carta de lo más sugerente. Para abrir boca, nada mejor que probar alguna de las tapas de la carta, como la tosta de tartar de ahumados o la de foie casero caramelizado, acompañado de un vino fresco. Pero si lo que quiere es picar y compartir, merece la pena decantarse por el tartar de atún con caramelo de soja o los chipirones encebollados, una especialidad de la casa que no defrauda.El plato fuerte para vivir el vino llegará con el arroz cremoso de hongos y aceite de trufa. Los carnívoros no deben pasar por alto el lomo de vaca con piquillos y patatas o las manos de cerdo glaseadas al vino y manzana, un auténtico manjar que le hará chuparse los dedos. Algo más suave resulta el rodaballo con albóndigas de pan y ajo, sin olvidar la merluza en salsa verde con cocochas, un clásico que hace las delicias de los apasionados del pescado. Sería un pecado no pararse unos minutos a estudiar a fondo las cartas de vinos del local. La decisión no será fácil, pues la colección de tintos, blancos, espumosos y rosados es de lo más variada. De hecho, la carta fija está compuesta por 365 referencias que el Comité de Cata del Grupo Vivir el Vino selecciona cada año para su guía. Aunque siempre es un placer arriesgarse y disfrutar con la sorpresa de la elección, lo más acertado será, sin embargo, dejarse aconsejar por los profesionales del restaurante para vivir al máximo la experiencia del maridaje.Aún con la carta de postres por delante, la propuesta de chocolate de la casa no defrauda a los más golosos. El bizcocho borracho con leche, vainilla y helado de canela, algo más tradicional, es perfecto para acompañar con un café caliente, mientras que el esponjoso de té, melón con vainilla y helado de lichi resulta algo más refrescante. El menú degustación, por 39 euros, es la elección ideal para probar los platos «estrella» del chef, como la versión de la sopa de ajo, el ciervo con puré de boniato y salsa de frutos rojos o la torrija caramelizada.