Sevilla

Una Feria gris celestial

Una Feria gris celestial
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Sevilla- «¡Mañana llueve, y todo el fin de semana, hay que aprovechar!». Más de uno cambió de planes sobre la marcha. Pese a las feas nubes, en el jueves de Feria se llenó el Real. ¡Y no cayó una gota! El paraguas fue un estorbo. Quizá, sólo quizá, la fiesta viviera su cénit. Más de uno brindó por Antonio Puerta a la medianoche, recordando aquel gol que cambió la vida de los sevillistas (seis años ya). Otros se despidieron de mentira, recurriendo al falso argumento –porque volverán– de que el fin de semana es para los madrileños «y demás». Esos con los que los hosteleros se frotan las manos, coincidiendo con el puente del Primero de Mayo y el día de la Comunidad en la capital de España, y también con los moteros que llegan a Jerez de la frontera con el Gran Premio del domingo. «Esperemos que no se retraigan», decía Sánchez Cuerda, el presidente del gremio.

Sea como fuere, hasta el propio Ayuntamiento constata ya lo anunciado y comprobado desde el primer día.

Comer en casa
«La gente va y viene, pero comer come en su casa». El consumo, además, para los que «viven» en el Real es menor y los productos, de coste más bajo. Y es que tanto oír hablar de presupuestos y cuentas a la clase política ha concienciado a las familias. Se impone el equilibrio financiero. «No gastar más de lo que se tiene» es básico aquí y en la Feria, aunque siempre haya quien se hipoteque por una semana o quien tenga la suerte de disponer de una «paga de primavera». Cada vez menos, la verdad.

Los nubarrones (económicos) también llegan a la calle del Infierno. Allí además de agua caen móviles. Las vertiginosas atracciones, al margen de caras, resultan peligrosas para el que espera. Que se lo digan a la pequeña a la que le impactó el teléfono llovido de algún bolsillo. «Gracias a Dios», como dice el delegado de Seguridad, «la Feria es milagrosa». Y pese a todo, «normalidad». Ninguna desgracia. Los propietarios de los «cacharritos» empiezan a digerir la situación. «Desde hace cuatro años, esto no es lo mismo», decía uno de ellos. No obstante, el repunte de los dos últimos días se ha notado. A 3 euros el paseo, el bolsillo de un padre de familia lo acusa «sí o sí».

En la Feria hay momentos para todo. Incluso para que PSOE y PP olviden la habitual crispación política. Ver juntos a Villalobos y Sanz, por ejemplo, da juego. Con una copa en la mano, la acidez se esfuma. ¿Confraternización? Ojalá.

Climatológicamente, el día no fue agradable. Al viento y a las nubes se añadió un ligero descenso de las temperaturas. Fresquito sevillano, vaya. Menos mal que el albero se asentó. Ahora es casi fango. Las existencias de cloruro cálcico se agotaron. Hasta 12.000 kilos se han esparcido por las calles con nombre de toreros. «Era algo insoportable, yo creo que se ha arreglado», decía el delegado de Seguridad. Aunque quien tendrá que dar explicaciones será Gregorio Serrano, responsable del área de Fiestas Mayores. Hoy, precisamente, realizará su particular balance de lo que va de semana.

Los botellones, mal que le pese a Zoido, persisten. Igual que la economía sumergida que los inspectores de Hacienda tratan de mitigar. Pero la Feria es la fiesta del pueblo.

A lo largo de la jornada de hoy el tiempo empeora. La lluvia no será excesiva –no hay ningún dispositivo especial–, pero quizá lo suficiente para cortar a más de uno. Las predicciones poco halagüeñas suponen la peor noticia para la economía de la ciudad. La esperanza, en cualquier caso, es lo último que se pierde. El puente del 1 de mayo y el Gran Premio de Motociclismo en la cercana Jerez, invita a pensar que la Feria mantendrá su estatus. Y si no, toda para los sevillanos.

 

Detenidos dos violentos «skinhead»
De recogida tras una larga madrugada, a las 7:00 h., la Policía Nacional detuvo ayer a dos «skinheads», radicales del Betis, antes de que empezaran a agredir a cuatro magrebies en la calle Chicuelo. Uno de los extremistas tenía pendiente una reclamación judicial y el otro fue apresado por resistencia a la autoridad. Una vez retenido, éste provocó destrozos en el vehículo oficial. Una de las supuestas víctimas fue detenida después por participar en otro tumulto. Durante la madrugada, también resultó herido un policía local por una persona que, drogada, obligó incluso a una persecución por el Real.