Elena Moreno: «Conecto al lector con sus vacíos»

–La historia de una mujer a quien la realidad empuja hacia sus sueños...
–Es una contradicción digna de una mujer: la realidad casi nunca empuja hacia los sueños, más bien los anestesia.

–Entonces, ¿qué nos empuja hacia los sueños?
–La rebeldía. Y la imaginación, que es revolucionaria. Lo que se imagina se puede desear, y lo que se desea se puede conseguir.

–¿Usted persigue sus sueños a más de 110 kilómetros por hora?
–Afortunadamente, los sueños no pueden controlarlos los políticos.

–Bueno, ya puestos, hábleme de los suyos...
–Poder vivir de la literatura. Lo que yo quiero es vender un millón de ejemplares. El resto me da igual. Y, a pesar de lo dicho, amo la literatura.

–Leo: «Esta escritora hará que ames con locura». ¿Cómo lo hace?
–Conecto al lector con sus deseos y sus vacíos.

–Leo: «Magnífica novela para reflexionar sobre lo que esperas de la vida». ¿Sabe ya qué espera de la vida?
–De la vida no hay que esperar nada. Sólo hay que vivirla. Yo la vivo todo lo intensamente que puedo.

–Novela de amor. ¿Sabe de qué habla cuando habla de amor?
–Sí: de gasolina del alma. Carísima, oiga.

–Iñaki Ezkerra afirma que su novela va a ser un «best-seller». ¿Qué les da usted a los críticos?
–Nada. He hecho guardia en demasiadas garitas para creerme los halagos.

–Aborda la alienación de la mujer. ¿Qué les lleva a las mujeres a...?
–Ellas mismas. No es por culpa de los hombres, sino por cómo aman a los hombres: sin amarse antes a sí mismas. Eso lleva a la alienación.

–Decía Berlanga que a las mujeres no les gusta hacer el amor, sino ir de compras...
–Es una frase que no me gusta. A Berlanga le perdían los tacones.

–¿Y a usted qué le pierde?
–El chocolate, la belleza, el arte... Y lo que más me pone es la inteligencia.

–Eso dicen todas y luego se van corriendo detrás de Brad Pitt...
–Como los hombres se van corriendo detrás de una rubia con buen trasero; pero lo que estimula todo es la inteligencia, aunque sería difícil con Quasimodo.

–Una escritora le dijo a Alvite que habría preferido ser una mujer hermosa y seductora antes que una pluma brillante...
–Yo quiero ser las dos cosas. ¿Puedo?

–Claro, siendo de Bilbao...