Sevilla
Centenares de personas se suman a la protesta de los «indignados»
La Junta Electoral decide hoy si prohíbe la acampada en Barcelona
BARCELONA- Mientras el movimiento 15–M toma las plazas principales de unas 50 ciudades españolas, las administraciones reaccionan apelando a las Juntas Electorales. Madrid y Sevilla prohibieron ayer las concentraciones de protesta, la Generalitat, sin embargo, teme por la jornada de reflexión del sábado y por las elecciones del domingo. Por ello, ayer consultaron a la Junta Electoral Central, que hoy debe pronunciarse, sobre la necesidad de desalojar a los manifestantes para evitar que enarbolen mensajes políticos el día de reflexión.
La vicepresidenta del Govern, Joana Ortega, recordó que no se pueden celebrar manifestaciones políticas el día antes a unas elecciones y afirmó que «si se diese el caso, la Junta Electoral debería actuar, y nosotros lo tendríamos que acatar». «La mejor forma de protesta y la más efectiva es el voto», explicó. La vicepresidenta recordó que este movimiento ciudadano no infringe por ahora ninguna normativa, puesto que sus participantes permanecen en la plaza pero no han acampado.
Mientras, a lo largo del día, a la céntrica plaza de Barcelona se acercaban jóvenes, parados, jubilados, simpatizantes y curiosos para participar o bien mostrar su apoyo a los organizadores. Aunque también podía advertirse la presencia de jóvenes antisistema entre los presentes. Por la mañana, apenas eran unos 50 que repartían octavillas e informaban a la gente. «A todos los que ayer participaron les hemos pedido que hoy –por ayer– vengan con tres amigos», explicaba Roger, uno de los integrantes de la comisión de comunicación, por lo que preveían una asistencia mucho más masiva. «Esperamos que alguien nos escuche», añadía. La Federación de Asociaciones de Vecinos de Barcelona (Favb), además de varias ONGs, pidieron a los barceloneses que se sumen a la acampada.
Por la noche ya eran un millar de personas. «La participación es diez veces superior a la de ayer», explicaba uno de los presentes. El portavoz de la comisión de prensa, Josep Lluís Martínez, explicó, respecto, a la decisión de la Junta Electoral, que «pase lo que pase nos quedaremos aquí. Sin violencia, pero nos quedamos».
Se les identifica como el movimiento de los indignados o del 15–M, en alusión a la manifestación alternativa organizada el domingo pasado. Reniegan de la clase política, de su gestión de la crisis económica y del seguidismo del poder político respecto al poder financiero. No en vano, una de las pancartas rezaba «esto no es una crisis, es una estafa». Por lo que piden una regeneración del sistema económico que pasaría, básicamente, por tres propuestas: listas abiertas; una auténtica separación de poderes que se traduzca en una reformulación de las funciones del Senado; y que los votos valgan lo mismo independientemente de la ciudad.
Así las cosas, la concentración que, día tras día, gana en número de participantes coronó la jornada con una cacerolada a la espera de una nueva asamblea que concretara las reivindicaciones.
5,3 millones de electores
Un total de 5,3 millones de catalanes están citados a las urnas en las elecciones municipales del próximo domingo, una cifra inferior a la de hace cuatro años, pese a que ha aumentado el número de inmigrantes que tienen reconocido su derecho al voto. En concreto, el próximo domingo podrán ir a votar un total de 5.307.428 personas en Cataluña, 54.357 menos que en 2007, mientras que en esta ocasión han visto reconocido su derecho al voto un total de 66.818 inmigrantes residentes en Cataluña, frente a los 47.142 de hace cuatro años.
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