Literatura

Barcelona

Matute: «A la literatura grande se entra con dolor y con lágrimas»

"Feliz"pero "muy emocionada y nerviosa". Así se siente Ana María Matute dos días antes recibir el Premio Cervantes el miércoles, porque una de las cosas que más le preocupa es el discurso. "Yo no leo bien en voz alta, pero espero que vaya bien, será cortito", ha comentado sin desvelar el contenido.

Ana María Matute (Barcelona, 1926), que ha tenido hoy un encuentro con la prensa, en la Biblioteca Nacional, acompañada por la ministra de Cultura, Ángeles González Sinde, ha comenzado así sus actos con motivo de la entrega del premio Cervantes.

Mañana tendrá un almuerzo con los reyes Juan Carlos y Sofía, en el Palacio Real, al que también acudirán representantes de la cultura, y el miércoles leerá su discurso de agradecimiento en la Universidad de Alcalá de Henares.

"No me he inspirado en ningún otro escritor para hacer el discurso -ha explicado Matute- pero sí he mirado para ver si había alguno tan corto como el mío. Pero fundamentalmente lo que voy a hacer es dar las gracias por este honor tan grande y explicar lo que ha sido quizá la razón más importante de mi vida, que es la escritura y la literatura".

Una literatura que le ha salvado de muchas cosas a esta gran escritora, la dama blanca tocada por las hadas. "Yo lo he pasado muy mal, pero también muy bien. He vivido muy intensamente el dolor y la felicidad, pero a la literatura grande se entra por el dolor y las lágrimas", ha advertido.

La escritora catalana, de 84 años, ha relatado que cuando leyó el Quijote, por primera vez a los 12 años, se aburrió muchísimo. "No entendí nada. Pero luego cuando tenía entre 18 y 20 años, cuando ya estaba instalada en la escritura, lo leí y me enamoró. Y fue la primera vez que lloré leyendo un libro".

"La muerte (del Quijote) me dio una pena tan grande, no por la muerte en sí, sino por la frustración de pensar que la vida ha sido una pérdida de tiempo".

"La Matute", como le gusta que la llamen a la autora de "Paraíso inhabitado", ha reconocido que no tiene muy claro lo que es el paraíso. "Pero para mí -ha precisado- el paraíso puede ser una forma de amor; durante muchos años he dicho que el amor es una búsqueda real, por tanto el paraíso también podrá ser real".

El universo literario de esta escritora que cuenta con el favor del público y el cariño de sus muchísimos lectores está formado por su interés por la Edad Media, la infancia, la injusticia social, los marginados, la incomunicación, la guerra y posguerra, la soledad y el odio.

Y en este sentido, ella hoy ha querido aclarar que aunque la infancia es uno de los temas que más le interesan, "el odio entre hermanos"es lo que más le preocupa.

"El odio y la soledad del hombre actual es lo que más me preocupa. Es una cosa tremenda, el hombre que siempre anda solo por la vida, el desafecto es lo que más me preocupa", ha recalcado.

Rebelde y moderna como siempre ha sido, la Matute se ha mostrado hoy a favor de los libros electrónicos, aunque ella se ha confesado enamorada del libro tradicional en papel.

"A mi me gusta más el libro clásico -ha comentado- pero es que es la única manera en la que he leído. Me encanta el olor a papel, pasar las páginas, el libro electrónico no lo conozco, pero yo no creo que haga daño. Las nuevas tecnologías facilitarán la lectura a la gente que ahora no lee. Parece más fácil, más cómodo, pero a mí que dejen con mis antiguallas", ha sentenciado con humor.

Ana María Matute, tras la rueda de prensa, ha mantenido un encuentro con las escritoras Juana Salabert, Carmen Amoragas y Elena Medel, una cita a la que han acudido muchas mujeres representantes de la cultura, como las ex ministras de Cultura Carmen Calvo y Carmen Alborch; la directora del Instituto Cervantes, Carmen Caffarel, y las escritoras Fanny Rubio, Lola Beccaria, Laura Freixas o María Tena, entre otras.

En este contexto, la autora ha reconocido que salió de una profunda depresión gracias a la novela "Olvidado rey Gudú". "Ese libro me permitió volver a escribir y volver a ser yo misma, porque sin escribir no soy nada, no soy nadie", concluyó.