San Valentín

Un San Valentín con bajas por Jesús MARIÑAS

Fue un San Valentín con bajas; cayeron en plena batalla conyugal por falta de ardor guerrero.

Un San Valentín con bajas por Jesús MARIÑAS
Un San Valentín con bajas por Jesús MARIÑASlarazon

Les pudo la impaciencia: Ivonne Reyes dejó a Nacho Muñoz después de tres años, Olfo Bosé a Katerina tras casarse hace poco, Álvaro de Marichalar también a su ucraniana, y Marisa Jara da pelos y detalles de cómo olvidó al mexicano de tanta ida y vuelta.

Sus desacuerdos darían para un culebrón efectista de los que canta Lila Brawm con menos sentimiento que María Dolores Pradera –señora de fina estampa–, sacada a hombros tras su reaparición madrileña. Sirvió de contrapunto a tanto abandono casi oportunista. Provocó lágrimas en el adelgazado Lorenzo Caprile, emocionó a la familia Loewe con don Enrique al frente y conmocionó a una Carmen de la Maza todavía no repuesta de la desaparición de López Vázquez.

Su hija, Elena Fernán Gómez (aunque ayer Pradera suspendió sus dos conciertos previstos para este fin de semana debido a su «delicado estado de salud» por una insuficiencia respiratoria que la mantiene hospitalizada), resplandecía ante el renovado éxito materno igual que Marisa Jara contando sus repetidos desencuentros maritales: «La verdad es que nunca estuve enamorada. No lo quise nunca a pesar de sus esfuerzos. Era alguien que me daba lástima. Por eso soporté», aclaró, mientras las viperinas aseguraban otra versión donde quedaba malparada por supuesto interés o desengaño al ver que el azteca tenía menos de lo que aparentó.

Otro bolerón un poco al aire semitrágico de lo que Pastora Soler –a la que vi nacer y multiplicarse musicalmente– desea llevar para representarnos en Eurovisión: «Quiero algo al estilo de Sergio Dalma con el aire de “Bailar pegados”, nada que ver a lo de Massiel y su “Lalala”o el “¡Vivo cantando!”de Salomé, las dos únicas españolas que alcanzaron el Gran Prix. Elegir un baladón fue la condición que impuse cuando pretendían que interpretara una típica canción española con aire de copla». Con ellas triunfó la sevillana de pelo indómito y sonrisa franca.

Coincidió con un aterciopelado Dalma cuando los del Pullmantur le entregaron triple disco de oro por versionar éxitos italianos de los 70 como «Il mundo» y «Zapore di sale». El catalán puede con todo, como la pechugona Chenoa y su imposibilidad de seguir fiel a Alain Cornejo, más preocupado de sus montajes teatrales que de hacerla feliz.

La que está siempre con cara de sorpresa es Tamara Falcó en la mejor línea de mamá Preysler, un estilazo de los que marcan época . Nos recuperamos nuevamente al acabar el año y ella no dejó de inquirir las razones de unos ataques furibundos. «Cuando en la Prehistoria dejaste a Julio, tomé partido por él porque éramos amigos», le dije. «Eso está bien, hay que proteger a los que se quiere», observó sin descomponer su apariencia inmutable digna de ser exaltada como Julito hizo en varias canciones recriminadoras.

Marcaron época y estela rencorosa apenas revivida en la antología que lanzó estas Navidades. No causó impacto, ni siquiera nostalgia entre nuestros contemporáneos como Alfredo Fraile, que finalmente canceló lo que iban a ser memorias esclarecedoras. Le pudo el corazón como casi siempre, es de lo que ya no queda en su televisivo refugio de Miami, donde ahora está la esposa de José María García, que tiene allí carteles de invierno.

Es un paraíso, enfatizaba Chenoa mientras Fabiola Martínez mostraba satisfacción con una melena aclarada como su reciente contencioso doméstico con Bertín Osborne. La sangre no llegó al río y no pasó de confrontación.

Discutieron ante el deseo o necesidad femenina de vivir en Madrid dejando el cortijo sevillano y sus caballos, la otra gran pasión del jerezano. «¿Le echaste un pulso?». «Impensable con Bertín. No admite pulsos. Estamos encantados de recuperar Madrid y los fines de semana vamos a Andalucía. Es la solución perfecta».