Nuevos programas infantiles

Hace pocos días Oprah Winfrey, en su programa de costa a costa, tuvo como invitados a los tres hijos de Michael Jackson. Los chavales dieron una imagen estupenda, educados, simpáticos y defendiendo a Michael, al que consideraron un padre magnífico. Oprah es una de las grandes de la comunicación y supo llevar la entrevista por el buen camino, sin caer en el tremendismo ni en el morbo. Por cierto, esta estrella de la televisión americana sólo cobra 300 millones de euros al año. Si esta idea de llevar niños a los magazines televisivos de máxima audiencia cruzara el charco, desaparecerían de «DEC» y «Sálvame Deluxe» cantidad de personajillos agotados, a los que no se les saca ni una sola gota de zumo a estas alturas. Se abriría entonces una nueva vía de personajes infantiles. Es fácil imaginarse la lucha de las productoras por llevar por primera vez a Andreíta, la hija por la que mataría Belén Esteban y que la misma hablase de su madre, de su padre, sus hermanos, incluso de la Campanario y todo el mundo de Ambiciones. Los programas estarían en un sinvivir tratando de que estuvieran en los platós todos los niños y niñas de padres famosos. Esperemos que no copiemos en esto, como en tantas cosas, a los americanos, dejemos que los niños no se acerquen a los estudios de televisión. Mantiene el crítico cinematográfico de Onda Cero que las actrices jóvenes que de pronto tienen un gran éxito por una serie o por una película, deben tomarse un tiempo y dedicarlo a prepararse, para que posteriormente el éxito vaya acompañado con una buena calidad de intérprete. Esto es lo que ha hecho Amaia Salamanca, guapa y con éxito. Se marcha a Nueva York para recibir clases de interpretación, claro que lo hace en plan cinco estrellas gran lujo. Se va con su novio, el guapo y simpático sevillano Rosauro Varo, que según los rumores llenos de envidia, acaba de dar un «pelotazo» económico. Y es que la preparación, no digo ya con pan, incluso con caviar y champán, siempre es más llevadera.