Afganistán
El talibán pasa de milicia a ejército sofisticado
A decir verdad, el vasto material recopilado sobre los «secretos» de la guerra en Afganistán no aporta grandes novedades a la opinión pública. Que el transcurso de la guerra no va al ritmo esperado, que no se reducen los «daños colaterales» en la población civil, o que las tropas internacionales combaten contra un enemigo cada vez más fuerte no provocan sorpresa.
Si bien los documentos confidenciales no revelan más de lo que todo el mundo sabe, sí aportan información estratégica sobre las actividades del Ejército estadounidense en el terreno. Los informes demuestran que los talibán son ahora una fuerza de combate sofisticada, con capacidad suficiente para derribar a un helicóptero de la OTAN con misiles guiados por infrarrojos. Esas armas tierra-aire tendrían tecnología similar a los misiles «Stinger» facilitados por la CIA a la resistencia afgana durante los años ochenta para luchar contra la invasión soviética. La cuestión que se plantea es si los insurgentes han obtenido tecnologías avanzadas y podrían ellos mismos fabricar sus armas. Estos misiles unidos a los dispositivos explosivos improvisados –el arma favorita de los talibán y la causa principal de bajas entre los soldados extranjeros– haría más vulnerables a las fuerzas de la Alianza. Lo que no dicen los informes es que las tropas extranjeras están desmoralizadas. El mes de junio, con más de un centenar militares muertos, fue el más sangriento desde que comenzó la ofensiva de EE UU hace nueve años. La seguridad es la mayor preocupación de los mandos militares de la OTAN para poder ceder el control del país a las autoridades locales. Los programas para la formación de las fuerzas de seguridad afganas no están dando los resultados deseados. La ISAF espera aumentar de 200.000 a 300.000 el número de militares y policías a finales de 2010. Sin embargo, apenas 34.000 uniformados que han sido entrenados son capaces de funcionar de forma independiente. Entre los muchos problemas encontrados está la rampante corrupción en los cuerpos de seguridad, la alta tasa de analfabetismo y la adicción a las drogas, especialmente en el seno de la Policía afgana.Para atraer reclutas el Ministerio de Interior afgano ha ofrecido una formación «profesional» y un salario mínimo de 150 dólares, según rango, además de un complemento de peligrosidad de 225 dólares. Aunque este incentivo no puede competir con los 1.000 dólares que ofrecen los talibán por engrosar sus filas.Los «errores» de las tropas españolas- 10/02/2008 Un convoy español mató a un civil de 24 años que viajaba con su primo cuando éstos no hicieron caso de las advertencias que les hacían los soldados.- 01/08/2008 Una motocicleta se aproximó a un convoy militar español a gran velocidad. Se le indicó al motorista que parara y se le hicieron varias señales de advertencia sin que hiciese caso. El artillero disparó tiros de aviso al suelo hiriendo a dos personas.- 22/12/2009 En otra ocasión, soldados españoles mataron a un afgano que intentó dar alcance al convoy militar, después de que éste no hiciese caso de los disparos de advertencia y siguiese acelerando tras los vehículos españoles.
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