F. C. Barcelona
Grande Messi enorme Iniesta
Los grandes partidos son para los grandes jugadores. Los partidos enredados, con un rival que tiene un buen plan para contrarrestar tu juego y en los que ni la suerte se pone de tu parte, por los fallos en los tiros a portería, los postes o el gol en propia puerta de Busquets, los tienen que romper los mejores.
Y el Barça tiene varios de ésos. Iniesta y Messi, ¡vaya dos! Genios, brillantes, decisivos, socios para meter al Barcelona en los cuartos de la Liga de Campeones después de un partido con mucha tensión y menos fútbol ante un Arsenal transformado, más rocoso que bonito, al revés de lo habitual.
Iniesta fue el ingeniero en varios momentos. Ante la necesidad, apareció su calidad. Necesidad en un primer tiempo sin espacios, que Andrés rompió con magia. Recuperó la pelota tras un taconazo de Cesc que quizá sobraba, porque estaba demasiado cerca de su portería. Iniesta hizo un primer regate y esperó. Es sólo un segundo. El Segundo. Es lo que le diferencia, esperar al momento adecuado y meter el balón por el espacio. Para recibirlo estaba el otro genio, Messi, capaz de regatear al portero con una pequeña vaselina, porque el balón se le había quedado un poco atrás, y después marcar.
El Arsenal no estaba dispuesto a ser el de siempre. Cansado de ser valiente y perder, Wenger buscó otro camino, con la coartada de tener un gol de ventaja del partido de ida. Dio la espalda al balón que tanto le gusta. No se trataba de tenerlo mucho, sino de tenerlo con peligro, y para eso hay que recuperarlo lo más cerca posible de la portería de Valdés. No presionó el equipo inglés arriba, pero plantó la primera línea defensiva en el centro del campo y la segunda unos metros más atrás, muy adelantada, para tener al Barcelona lejos de Almunia (que entró por Szczesny, lesionado a los 20 minutos). Eso supuso que sus «jugones», Cesc, Rosicky, Wilshere o Nasri, apenas participaran.
La primera consigna de los azulgrana era, pues, asegurar el pase. Al revés que el Arsenal, iba a tener mucho la pelota, por lo que debía ser paciente. Las ocasiones iban a ser pocas. Durante media hora apenas sucedió nada. Arsenal y Barça cumplían su papel: uno trataba de atacar, el otro se defendía, pero en la penúltima jugada de la primera parte Iniesta y Messi rompieron el marcador.
El plan del Arsenal ya no servía. Ya no le valía el empate, debía marcar un gol, y Busquets echó una mano al rematar a su portería un córner. Una jugada tonta con la que todo volvía al principio, salvo por un detalle. El equipo «gunner» no tardó en quedarse con diez por una estupidez de Van Persie, que tiró el balón fuera cuando el árbitro había pitado fuera de juego. Era la segunda amarilla, y el Arsenal se vino abajo. El orden desapareció y comenzó el asedio. El alma empezó a tener más protagonismo que la cabeza, llegaron las oportunidades, y los fallos, o los aciertos de Almunia, que pudo en el mano a mano con Villa hasta en tres ocasiones. El balón no entraba. Era otro momento delicado. Otro momento para Iniesta y su cambio de ritmo, para otra jugada suya que acabó en los pies de Xavi y después en la portería. Almunia también tocó esa pelota.
La eliminatoria estaba empatada entonces, pero la moral de uno y otro era opuesta. Era muy difícil que el Arsenal marcara si no atacaba (no tiró a puerta en 90 minutos). Era muy difícil que se defendiera tanto tiempo desordenado. Sólo los fallos ante portería llevaron el sufrimiento al Camp Nou. Tenía que entrar una, y fue gracias al penalti que Koscielny hizo a Pedro. Messi lo transformó, y como ayer no era el día de la puntería, el Barça hizo un rondo gigante los últimos instantes y se quedó con la pelota. Sólo la perdió una vez, que pudo ser letal. Pero Mascherano ganó la carrera a Bendtner cuando ya encaraba a Valdés. Se dejó la pierna y se lesionó, pero mereció la pena.
✕
Accede a tu cuenta para comentar