Barcelona

Indignación en el Prat: «Es un acto de terrrorismo»

El Prat tuvo que cancelar sus vuelos desde las 18.30 horas y mucha gente durmió en el aeropuerto. El Govern advierte que la recuperación de la normalidad será «lenta». 

.
. larazon

EL PRAT- Colas kilométricas, maletas que interrumpían el paso, gente por el suelo, viajeros pegados al móvil y trabajadores de las compañías aéreas desbordados. Era la estampa que rodeaba anoche a los más de 15.000 pasajeros que se quedaron en tierra, en el aeropuerto b arcelonés de El Prat, indignados por la huelga salvaje de los controladores.

«Los controladores han hecho un acto de terrorismo», decía Jordi Marrón ante la situación. «Es vergonzosos, lo han hecho sin avisar y lo pagamos nosotros, los españoles», lamentaba Maite Suárez, que se disponía a realizar a La Coruña su viaje programado desde hacía dos meses. Detrás estaba Elena, pegada al móvil. «Es un completo desastre, no tiene explicación, ellos que cobran tanto y con lo que cuesta viajar en época de crisis», decía indignada junto a su novio, con el que viajaba a Ginebra. «No sé qué hacer», añadía Kelly, y explicaba que «llevo a un grupo de 19 personas a Bangkok, que han pagado 3.000 euros por este viaje y han ahorrado mucho tiempo. No fueron este verano porque ahora era más barato», explicaba desesperada esta guía turística.

El Prat fue el último aeropuerto que cerró el tráfico aéreo, a las 18.30 horas. Sobre las 23.00 horas comenzaron a despegar algunos vuelos, aunque el caos era tal que era imposible pensar en normalidad. La mayoría de pasajeros estuvieron desde las ocho de la noche esperando explicaciones, y cuando llegaban no eran muy optimistas. «No hay vuelos ni para hoy ni para mañana», señaló pasadas las diez una trabajadora de Alitalia, Gemma Ruffo, a los pasajeros que esperaban. «Hacer cola es una tontería, recomendamos que se vayan a sus casas y hagan la reclamación por teléfono», decía. Los Mossos tuvieron que acercarse hasta los mostradores de Air Europa porque la tensión entre pasajeros y trabajadores era muy alta.
Muchos ciudadanos decidieron volver a sus casas, pero había una gran parte que no tenían donde dormir porque estaban en tránsito. «Estamos intentando reubicar a la gente extranjera en los hoteles en los que tenemos reservas», explicaba Roger Caballé, de Swiss Air.

«Tenemos un centenar de plazas reservadas, en el caso que se vayan terminando iré reservando más», decía Brenda en el mostrado 754 que la compañía habilitó para los pasajeros. «La gente va a acabar durmiendo en el aeropuerto, nosotros por si acaso acabamos de reservar plaza en un hotel», explicó Pedro sin poder viajar a Lisboa. Las infinitas colas se repetían en los restaurantes y bares de la terminal T-1, donde las mesas están abarrotadas.

No hubo alivio cuando comenzaron a despegar vuelos. El conseller de Política Territorial en funciones, Joaquim Nadal, auguró que la recuperación de la normalidad será «lenta».