París

Amaya Arzuaga busca la dualidad en París

Uno de los diseños de Arzuaga
Uno de los diseños de Arzuagalarazon

De la fotosíntesis al plástico sólo hay un paso. A primera vista cuesta entenderlo, pero Amaya Arzuaga ha dado con la fórmula. El mejor ejemplo, la colección que la diseñadora mostró ayer en París. Su visión de la primavera-verano 2013: «Quise partir de lo orgánico, de algo que respirara, y llegué como conclusión al plástico. Como un juego de positivos y negativos», explicaba a LA RAZÓN. En cuestión creativa, mejor no buscar lógicas. Ella reconoce que «lo importante es tener una idea de partida, aunque al final cambie». El resultado, un aplaudido desfile lleno de dualidades y contrastes. Entre materiales y colores. Entre formas y volúmenes. La fluidez del crepé de seda doble cohabita con la rigidez de las materias plásticas. Unas siluetas avanzan como suspendidas de un hilo. Otras marchan casi robóticamente. El antagonismo es un valor recurrente en el universo creativo de Arzuaga, que, con su quinto desfile, de nuevo en los salones de la Embajada de España en la capital francesa, se ha convertido en una habitual de la Paris Fashion Week. Y la única española. Un mérito en tiempos de crisis. La paleta cromática, «vivos pero muy cuidados», la tomó de una exposición del artista británico Gary Hume. Colores primarios y formas geométricas que recuerdan al constructivo ruso, aunque asegura que no hay ningún «ismo». «No me he inspirado, al menos conscientemente, en ningún movimiento artístico como otras veces». Y es que, a veces, el subconsciente traiciona, pero para bien.