El Cairo

Israel teme una deriva integrista que rompa con el acuerdo de paz

Israel teme una deriva integrista que rompa con el acuerdo de paz
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EL CAIRO- La tensión en la frontera entre Egipto e Israel ha ido creciendo en los últimos días y ayer alcanzaba su nivel máximo cuando se conocía la noticia de que los Hermanos Musulmanes ocuparán probablemente la presidencia del país. El grupo islamista egipcio es la matriz del movimiento palestino Hamas, que gobierna la franja de Gaza, y es visto por el vecino como un enemigo y una amenaza directa.

El ministro de Defensa israelí, Ehud Barak, expresaba ayer su preocupación sobre el deterioro de la situación de seguridad en el desierto del Sinaí, entre Egipto, Israel y Gaza, donde circulan libremente traficantes de armas, drogas y personas, y también elementos extremistas.
El viernes, los rumores sobre el lanzamiento de cohetes contra Israel por parte de militantes palestinos, bajo las órdenes de los Hermanos Musulmanes egipcios, tensaba las relaciones entre los dos. Mientras, ayer se produjo otro incidente en la frontera de Israel, que acabó con la vida de obrero árabe-israelí que estaba construyendo una barrera de seguridad entre los dos países. Israel, que desplegó tanques en la zona, está especialmente preocupado por la porosidad de la frontera desde la caída del ex presidente Mubarak, y Barak recordaba ayer a las autoridades de El Cairo su deber de protegerla y mantener la seguridad en la zona, según establece el tratado de paz que ambos países firmaron en 1979.

«Esperamos de quienquiera que gane (las elecciones presidenciales), que asuma la responsabilidad de todos los compromisos internacionales de Egipto, incluido el acuerdo de paz con Israel», dijo el ministro de Defensa israelí. Los Hermanos Musulmanes siempre han mantenido una política marcadamente anti israelí y han dicho que el tratado de paz es injusto y debe ser, al menos, revisado. Esta postura es compartida por la mayoría de los egipcios. Pero Estados Unidos, principal socio occidental de El Cairo, jamás permitiría que el acuerdo fuera modificado o abolido, y eso tampoco conviene a las autoridades egipcias: en el marco de los acuerdos de Camp David, el Ejército egipcio recibe cada año miles de millones de dólares en ayuda militar desde Washington.