Guadalajara
Fuegos asesinos por Antonio PÉREZ HENARES
La Justicia ha salado el incendio de Guadalajara, 11 muertos, 13.000 hectáreas arrasadas con una sola condena al autor del incendio de dos años de cárcel, por la que no pasará, y diez millones de euros de multa. Punto y final. Las familias no recurrirán la sentencia. A los alcarreños ese incendio nos sigue doliendo. Y no por ningún ansia vindicativa. Nos duele por tanto agravio comparativo como venimos sufriendo desde aquel triste 16 de julio de hace siete años. Allí ni teles, ni romerías, ni campañas de solidaridad ni campanadas a medianoche el 31 de diciembre para rememorar nada. Nuestros tizones y nuestros muertos no valían lo mismo que el chapapote. Pero tristezas aparte y recuerdo de amigos desaparecidos a los que seguimos echando de menos en nuestros pueblos, que al menos sirvan para que esa voluntad que ha expresado el ministro Gallardón se convierta de una vez en realidad. Los pirómanos no pueden seguir disfrutando de unas leyes tan mojigatas y tan débiles que en muchas ocasiones los dejan impunes y cuando no penan bien poco. Nos espera un verano pavoroso de incendios. Ya llevamos algunos terribles y ya hay que lamentar un piloto de helicóptero fallecido. Los datos indican que la inmensa mayoría son provocados por la mano humana. Pero todavía hay algo peor, son intencionados. No son imprudencias ni accidentes, son fuegos encendidos con la voluntad de causar el mayor de los daños o como parece ya comprobado en el caso del de Hellín (Albacete) prendidos por quien busca el mejor momento de temperatura, viento e inaccesibilidad para los servicios de extinción para que se propague de la manera más atroz e incontrolable. Urge esa ley, aunque ya no llegara a tiempo para este año. Urge la prevención y tal vez una nueva cultura en los protocolos de extinción. Ahora se margina casi totalmente a la población rural, que es la que conoce el terreno. Creo que debería antes de desalojarla como única medida el contar más con ella.
✕
Accede a tu cuenta para comentar