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Esperanza

La Razón
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Es difícil querer hacer una semblanza de Esperanza Aguirre y no titularla por su nombre. Esperanza es sinónimo de ilusión, confianza, anhelo y expectación. Ayer tomó posesión en la Real Casa de Correos, acompañada de la flor y nata de Madrid, y, por tercera vez, asumió el mandato para presidir la Comunidad. Desde muy pequeña, –es la mayor de ocho hermanos-, está acostumbrada a mandar y asumir responsabilidades. Peca en exceso de trabajadora, pero la constancia, la voluntad y el esfuerzo le han servido para ser la primera mujer en desempeñar puestos que nunca antes habían sido asumidos por alguien del sexo femenino. Es una mujer dura, incluso se la ha llegado a comparar con Margaret Thatcher. Las dos tienen cosas en común: la defensa de la libertad económica, la defensa del patriotismo y el hecho de que ambas hayan sufrido un atentado. La primera ministra en el Hotel Brighton y la presidenta madrileña en el Hotel Oberoi de Bombay. Pero detrás de esa armadura de hierro, Esperanza es emotiva y muy humana. La hemos visto llorar cuando dejó el Ministerio de Educación, cuando agradece a su familia el apoyo que siempre ha tenido y cuando reaparece públicamente tras ser tratada de su enfermedad. Como buena Capricornio cuando se compromete con un proyecto lo hace al cien por cien. Es testaruda y persuasiva. No le importa estar en la primera línea de fuego y puede ser muy vehemente cuando defiende sus convicciones. Es muy exigente con los demás pero sobre todo es exigente consigo misma. Es muy rigurosa con las cifras. Cuando alguien de su confianza le da algún dato, exige saber la fuente. Es más, no le importa, durante una intervención pública, preguntar al consejero de turno, en voz alta, por una inversión presupuestaria o por un porcentaje. Entre sus numerosas virtudes, yo destacaría dos que muchas veces le han pasado factura y le han dado más de un disgusto: la espontaneidad y la transparencia. Es una liberal, convencida de la ortodoxia financiera. Posee un gran sentido del humor que le ha llevado a crear un perfil en twitter a su perro soypecas: Grrr, cuando está enfadado, y guau, cuando está contento. Esperanza Aguirre no deja indiferente a nadie. Te puede gustar más o menos. Puedes coincidir con sus ideas o no. Pero nadie duda que se ha ganado el respeto, incluso de los que no la votan.