Caracas

Voto masivo en las elecciones más reñidas de la «era Chávez»

Los venezolanos llenan los colegios electorales tras una dura e intensa campaña

Los simpatizantes rodean al candidato opositor, Henrique Capriles, tras acudir a votar en la capital venezolana en una imagen de archivo
Los simpatizantes rodean al candidato opositor, Henrique Capriles, tras acudir a votar en la capital venezolana en una imagen de archivolarazon

CARACAS- Ayer muchos venezolanos acudieron a las urnas con el miedo en el cuerpo. En un ejercicio de irresponsabilidad política, el presidente Hugo Chávez evocó el riesgo de una guerra civil para convencer a los indecisos y asustar a la oposición. Sin embargo, los venezolanos acudieron en masa a votar. Los centros electorales abrieron cuando ya esperaban largas filas de votantes que se levantaron de madrugada para estar entre los primeros en sufragar en unos comicios considerados como los más reñidos de los últimos años, y en los que los venezolanos elegirán entre el mandatario Hugo Chávez y el candidato opositor, Henrique Capriles.

Durante la noche, con sillas, recostados, tomando café y sopa, esperaban su turno. A las cuatro de la madrugada, sonaban las tradicionales cornetas que los motorizados chavistas tocan para alistar a su «tropa de votantes». «Yo opté por llamar a primera hora con el celular a todos mis amigos y familiares, voy a hacer un seguimiento para que todos voten; nos jugamos mucho», nos comenta Rober, un votante de unos 30 años que hace fila pacientemente en el colegio Shecal de Altamira, una de las zonas opositoras de Caracas. «Luego nos juntaremos a comer una parrillita, tomas unas cervezas y esperar resultados, ¡Dios quiera que sea por el cambio!», agrega. Rober confiesa que fue uno de los que ayer de madrugada participaron en las caceroladas. El oficialismo se desveló en la capital con el llamado «cohetazo» desde los sectores populares, mientras que los simpatizantes de la oposición protagonizaron desde sus casas un cacerolazo para protestar contra la gestión del Gobierno nacional. Forma parte de la histeria que se ha vivido durante toda la semana previa a las elecciones. La gente se agolpaba en los supermercados para abastecerse y poder aguantar días, sin tener que salir de casa en el caso de incidentes o un golpe de Estado.

De todas formas, aunque el escenario de una guerra civil agitado por Chávez no se puede descartar, es poco probable. Venezuela es el país más polarizado del continente, su población ha permanecido dividida y movilizada durante más de una década, sin embargo, los niveles de violencia política se han mantenido muy bajos. No hay un ejército revolucionario en Venezuela por mucho esfuerzo de ideologización que hayan hecho los cubanos. La decisión de matar o morir por una causa requiere una condición extrema que empuje a miles de ciudadanos a optar por la violencia y esa condición no se ha presentado en el país. Pero sí que es previsible que grupos de la extrema izquierda que se han armado generen violencia si su comandante pierde.

Con tres horas de retraso, el candidato a la reelección votó en el colegio Manuel Palacio Fajardo, en la zona popular del 23 de Enero, en el oeste de Caracas, donde fue recibido por una multitud. Antes de ejercer su derecho al voto, Chávez, que estaba acompañado de dos de sus hijas, saludó a los integrantes de la misión de Unasur que se encontraban en ese centro electoral, donde además una mujer le cantó una canción en su honor. «No tengan la menor duda de que sean cuales sean los resultados nosotros los reconoceremos. Recordemos que reconocí la derrota en el referéndum constitucional por un escaso puñado de votos», afirmó el comandante ante la Prensa. «Hay gente que cree que soy un tirano, pero el que quiera ver una democracia que se pasee por Venezuela», agregó. Incluso afirmó que no tendría problema en llamar a Capriles y felicitarlo ante una hipotética victoria, aunque más tarde matizó que no baraja está posibilidad.

No es un dato menor que el presidente eligiera 23 de Enero para ejercer su derecho a voto. En este bastión chavista se encuentran las milicias populares, grupos armados como Alexis Vive o la Bombilla. Son la guardia pretoriana de Chávez, los mismos que se levantaron durante el fallido golpe de Estado de 2002. En esta zona de edificios decadentes, la basura se amontona en las calles. En uno de los muros los rostros del Che, Fidel y el guerrillero abatido de las FARC Manuel Marulanda comparten espacio. Allí es difícil encontrar opositores.

Por su parte, Capriles, votó rodeado de un aluvión de seguidores en el municipio caraqueño de Baruta, del que fue alcalde dos periodos. Tras ejercer su derecho al voto, que consideró sagrado, aseguró que «en cuanto conozca el resultado a la primera persona que llamaré será a Chávez».

En cualquier caso, gane quien gane, el chavismo, si no se fragmenta, se mantendrá como la fuerza política más grande de Venezuela y quizás, en el futuro, se convierta en algo similar al peronismo. Por su parte, al resto de fuerzas les llevará tiempo reconstruir el sistema de partidos políticos. Mientras éste se mantenga formado por decenas de partidos en manos de pequeños caudillos, Venezuela seguirá en riesgo. Ambos candidatos están llamados a controlar el revanchismo, reunificar a los venezolanos en medio de las diferencias y hacer un Gobierno que sea más eficiente que ideológico.

 

Bajo el fantasma de los grupos violentos
El ministro de Defensa de Venezuela, el general Henry Rangel, pidió ayer a supuestos «grupos violentos» con presuntos planes para ensombrecer las elecciones que «se abstengan» de actuar. «Es muy importante que aquellas personas o grupos violentos que estén planificando ejercer acciones de calles y de presión se abstengan de eso», declaró sin ofrecer detalles ni identificar a esos supuestos grupos. Dentro de la Fuerza Armada Nacional Bolivariana «hay unos grupos especiales que están ya dispuestos para poder enfrentar las alteraciones del orden público», advirtió. Con todo, la jornada electoral transcurrió con tranquilidad. En Caracas, falleció una persona que hacía cola para votar. El agresor llegó hasta el lugar en moto, disparó a «quemarropa» contra le individuó y se dio a la fuga, según los testigos. Hubo otro caso violento en Carabobo, relacionado con una persona ebria y un disparo que no tuvo nada que ver con las elecciones, según el general Wilmer Barrientos, encargado de la seguridad de los comicios.