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Busquets

La gloria y la Copa para el Madrid

El Madrid derrota al Barça (0-1) y vuelve a ganar la Copa del Rey dieciocho años después. Cristiano Ronaldo resolvió la final en la prórroga. Casillas, vital con sus paradas en la segunda parte.> «CR7» decide> Mourinho no saca pecho> Pep ya conoce la derrota> Florentino Pérez: «Hemos transmitido que lideramos el fútbol mundial»> Sergio Ramos: La Copa saltó cuando llegó a Cibeles y vio tantos madridistas> El Real Madrid ya tiene una copa nueva, gracias a un «plan b» > Raúl felicita a todo el madridismo por el título

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Los aficionados del Real Madrid llegarán a casa mucho más contentos que los del Barça, y convencidos de que han ganado, además de la Copa del Rey, una parte sustancial, quizá, de la inminente semifinal de la Liga de Campeones. Es lo que tienen estos partidos entre azulgranas y merengues. Fue necesaria la prórroga para solventar la contienda. Fue mejor el Madrid en el primer tiempo; en el segundo le dominó el Barça, y Casillas con sus paradas y Pinto con la suya, en el 90, prolongaron el encuentro. Ya con las fuerzas equilibradas, arrancó Di María, centró y Cristiano se elevó y, suspendido en el aire, con la cabeza devolvió la gloria copera al madridismo. «Mou» gana otra final, a costa de Pep. El Barcelona ya no es hegemónico.

Cada falta sobre el terreno de juego, aun leve, generaba un clamor en Mestalla. Pasión desatada, cánticos, griterío, júbilo y protestas; la repetición de las Fallas, la mascletá interpretada por 50.000 gargantas. En escena, 22 gladiadores con las pulsaciones al límite. La Copa en juego. Ni Guardiola ni Mourinho sorprendieron. Ya habían mostrado sus cartas en el Bernabéu.

Novedad obligada en las filas azulgrana, Mascherano por Puyol; en las madridistas, Özil por Benzema. Cristiano Ronaldo, en lugar de iniciar las jugadas por las bandas, aparecía en punta, amenaza severa. A los once minutos el Madrid ya había disfrutado de un par de ocasiones. Afrontaba el partido más convencido de sus posibilidades y más sereno. Pepe, de nuevo referencia en el centro del campo, punta de lanza, estilete en medio de la línea de flotación azulgrana, incordio de Iniesta, Xavi, Busquets y Messi, emprendedor de contraataques, irrumpía en las combinaciones rivales y ordenaba. Era el general del equipo, extensión de Mourinho.

Se había cumplido el cuarto de hora y el Barcelona, incómodo durante todo el primer tiempo, sólo había visto a Casillas cuando, antes de empezar, los jugadores se dieron la mano. Pinto, el titular de la Copa, se sentía protegido, pero hubiese preferido no ver tan a menudo a Ronaldo y a Özil. Enfrente no había un delantero centro al uso, Mourinho los guardaba en el banquillo, pero tenía más trabajo que Valdés.

No fluía el fútbol, enganchado en cada línea y el primero que vio una tarjeta fue Pepe, menos amparado que en el Bernabéu. Dos minutos después, la tángana: Arbeloa y Villa, amigos y compañeros en la Selección, se muestran los tacos; salta incluso Casillas. A Undiano Mallenco no le dan facilidades, complican su labor con simulaciones, pero se resistía a mostrar más cartulinas, hasta que le tocó a Pedro. Se hubiese quedado solo. Y el fútbol, «interruptus». El Madrid contagió la táctica de la bota afilada al Barça, incapaz de practicar su estilo de seda. Le salían bien los fueras de juego, la cruz de Cristiano, a quien Pinto despejó un buen tiro con origen en un fallo de Piqué.

Con ese equilibrio Guardiola sabía que no podía ganar y Mourinho, que no podía perder. Hacía falta algo más, como por ejemplo, un relámpago, ese centro de Özil desde la derecha que Pepe, planeando sobre Mascherano, cabeceó al poste. Fin de la primera parte, tensa, nerviosa, fea, sin incursiones de los laterales de uno y otro equipo, y con las ocasiones más claras de gol en la portería barcelonista.

Guardiola observó que necesitaba más pólvora del medio campo hacia adelante y Alves, sobre todo, y Adriano empezaron a subir. Se parecía más a sí mismo. Al Madrid le costaba salir de su campo; acusaba el tremendo derroche físico anterior y redujo su actividad a replegarse, a la fuerza, y a lanzar balonazos hacia Cristiano Ronaldo. A Özil, simplemente, no se le veía y Mourinho le cambió por Adebayor inmediatamente después de que Undiano Mallenco anulara un gol a Pedro por fuera de juego. También varió el dibujo blanco, ahora un 4-4-2. Pero quien surgió entonces, salvador, fue Casillas, providencial, para despejar sendos remates de Messi, Pedro e Iniesta. El Barça se había apoderado del partido y jugaba en su campo.

El Madrid había encogido, ya no presionaba, erraba en el pelotazo largo. Se agotaba el tiempo y Casillas impuso la prórroga, secundado por Pinto, que despejó el gol a Di María, paradón con mano cambiada, en el minuto 90. Y vuelta a empezar. Suplemento de media hora sin cambios y con menos frescura en los contendientes. El dominio azulgrana ya no resultaba apabullante, de ahí el contragolpe del minuto 103: roba el balón Marcelo, adelanta a Di María y al excelente centro de éste responde Cristiano Ronaldo con un prodigioso cabezazo. Y pudo aumentar la ventaja, de no ser por Pinto. Mourinho ganaba la partida a Guardiola; pero terminó con diez, fiel a la costmbre, por expulsión de Di María en el 121. Mas la Copa del Rey miraba hacia la capital, y hacia allí se fue. Cibeles aguardaba otra vez al Real Madrid triunfador. La Copa y la gloria, para el Madrid.


El detallazo de piqué en la derrota

Cuando los jugadores del Real Madrid recibieron el trofeo, la plantilla del Barça yacía sobre el césped de Mestalla. Piqué se levantó y se acercó a los madridistas. Abrazó a Cristiano Ronaldo y éste le correspondió. Luego fue, uno por uno, felicitando a los campeones. Detallazo de Piqué.


Ficha técnica:

.0. Barcelona: Pinto, Alves, Piqué, Mascherano, Adriano (Maxwell, m.119), Xavi, Busquets (Keita, m.108), Iniesta, Pedro, Messi y Villa (Afellay, m.105).
.1. Real Madrid: Casillas, Arbeloa, Sergio Ramos, Carvalho (Garay, m.119), Marcelo, Pepe, Xavi Alonso, Khedira (Granero, m.104), Ozil (Adebayor, m.70), Cristiano Ronaldo y Di María.
Gol: 0-1, m.103: Cristiano Ronaldo cabecea un centro de Di María.
Árbitro: Alberto Undiano Mallenco (Comité Navarro). Amonestó por el Barcelona a Pedro (m.34), Messi (m.64) y Adriano (m.118) y por el Real Madrid a Pepe (m.26), Xavi Alonso (m.60) y Adebayor (m.74). Expulsó por acumulación de amonestaciones al madridista Di María (m.86 y 120).
Incidencias: final de la Copa del Rey, disputada en el campo de Mestalla, en Valencia, ante 50.000 espectadores. Terreno de juego en buenas condiciones.