Algeciras
Gibraltar usurpa aguas españolas para hacer negocio
Mirar hacia otro lado o dar la callada por respuesta. La desidia y tibieza del Ejecutivo español ha dado pie a que Gibraltar utilice unas 90 millas de aguas territoriales españolas para hacer negocio. Y así lo volvió a denunciar ayer el PP, que exigió la comparecencia del vicepresidente primero, Alfredo Pérez Rubalcaba. El objetivo, según explicó el diputado por Cádiz José Ignacio Landaluce, es que explique el «silencio clamoroso» que mantiene el Ejecutivo ante el «continuo expansionismo de la colonia británica de Gibraltar» por «tierra, mar y aire».
Y un ejemplo claro de esas maniobras para ganar terreno es el llamado «bunkering», o lo que es lo mismo, trasvase de combustible a buques a través de gasolineras flotantes. Si cada año atraviesan la zona del Estrecho unos 100.000 buques, de los que más de 4.000 son petroleros, y se trasvasan más de siete millones de toneladas de fuel marino... sólo hay que hacer números.
El particular régimen fiscal de la colonia británica –impuestos más bajos– hace que el precio del combustible sea inferior y las tasas portuarias también. Así, no es de extrañar que, en ocasiones, la cola de barcos fondeados a la espera de entrar en Gibraltar para repostar llegue hasta Almería. «Sufrimos competencia desleal. Usurpan tus aguas y cobran por fondear en las costas españolas», denuncia Landaluce y aporta un dato: «De este negocio se benefician más de 30.000 sociedades, sólo en Gibraltar».
Pero no es el único que le saca los colores al Gobierno. Los ecologistas también han denunciado los riesgos del «bunkering», que incumple la ley europea sobre contaminación marítima. Tres son ahora las gasolineras flotantes que hondean en la bahía de Algeciras a bordo de los cargueros Europa Venture, Leader y Vigour. Y, según explica el portavoz de Verdemar-Ecologistas en Acción, Antonio Muñoz, cada uno de ellos almacena 100.000 metros cúbicos de fuel refinado, cifra muy superior al vertido del «Prestige».
Otro golpe de efecto son los rellenos que la colonia británica está realizando en la cara este del Peñón para ganar terreno al mar. Aguas que están bajo soberanía española. «No podemos permitir que sigan invadiendo nuestras aguas con rellenos», sentenció Landaluce. Rellenos que forman parte del «Proyecto Foster», que contempla la construcción de atraques para aumentar el negocio del «bunkering», apartamentos, villas que se elevan hacia la falda del Peñón... y una gran zona lúdica.
El último desafío llegó hace un año. Los ecologistas denunciaron ante el Parlamento Europeo que el Ministerio de Defensa británico podría estar realizando «explosiones submarinas de material militar caducado» en aguas del Estrecho.
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