Gimnasia

Tablas personalizadas para nadar

El gran error de quien va a la piscina por su cuenta reside muchas veces en prescindir de la supervisión de un monitor cualificado. Algo que es tan habitual en los gimnasios, se ignora por completo al ponerse el bañador. Sin embargo, nadar de cualquier manera puede derivar en sobrecargas y contracturas, mientras que una técnica correcta se presenta como la mejor opción para personas con movilidad reducida 

Nadar
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Entre las buenas intenciones del principio de curso figura año tras año hacer deporte. La natación tiene una serie de ventajas respecto a otras disciplinas: para quien no tenga adquirido un hábito de ejercicio físico, el medio acuático resulta poco agresivo con las articulaciones; implica a todos los grupos músculares y facilita la práctica de deporte a personas con movilidad reducida.


Cuando alguien acude al gimnasio por primera vez, se pone inmediatamente en manos del entrenador personal. Sin embargo, este gesto tan natural en el fitness no lo es tanto cuando alguien se aproxima al centro acuático: «Quien tiene una patología o viene recomendado por el médico se acerca enseguida al equipo técnico, aunque es un error común entre quienes acuden a la piscina, no preguntar al monitor», explica Antonio Ortín, director técnico-deportivo de los Centros Deportivos de Aqualia para Levante. Los peligros de nadar van más allá de no resbalarse en el borde.


No conocer la técnica puede causar daños de diferente gravedad: «El estilo mariposa, por ejemplo, no es apto para quien sufre de patologías lumbares porque el movimiento las contrae en exceso. Tampoco es recomendable la braza. Si no te controla un monitor, puedes adquirir malos hábitos, por ejemplo, respirar por un sólo lado en el croll al final acabará cargando la musculatura del cuello. En nuestros centros intentamos transmitir que la natación debe ir acompañada de otras rutinas con las que se consiguen resultados espectaculares a nivel de mejora física», incide Ortín. Aqualia, la empresa para la gestión integral del agua de FCC, propone en sus centros un circuito completo y guiado para quien quiere y necesita hacer deporte, busca fortalecerse, adelgazar o tratar problemas. Lo fundamental para empezar un entrenamiento, destacan los expertos, es contar con la supervisión de un monitor cualificado.
Para cada dolencia o entrenamiento existe un circuito que se inicia en la piscina, continúa en la sala de musculación y se completa con un plan de dieta y hábitos nutricionales. Por ejemplo, en el caso de la osteoporosis, una de las dolencias que suelen sufrir las personas mayores: «Es imprescindible complementar el trabajo en la piscina con ejercicios de sala, porque al no haber gravedad no se tonifica igual», explica Ortín. 


La columna es el armazón del organismo, por eso hay que tonificar los músculos que la sostienen y hacerlos flexibles para mejorar el movimiento del cuerpo. Un buena tabla de entrenamiento en sala ayudará a fortalecer los abdominales. Practicar Pilates, en el caso de personas con dolores de lumbago o patologías óseas consigue disminuir los dolores y retrasa su expansión.


Otro de los objetivos de los centros de Aqualia es derribar los prejuicios de muchas mujeres hacia la sala de musculación. Las máquinas no masculinizan el cuerpo femenino, es más, la tonificación es fundamental para conseguir una figura esbelta. Por último, la oferta de estos 17 centros repartidos por toda la geografía nacional, se completa con clases para mujeres embarazadas, cursos de habituación acuática para bebés, aqua-dance o tai chi. Como también la relajación es importante, los centros cuentan con spa urbano, jacuzzi, sauna de vapor y masajes; tratamientos beneficiosos para alcanzar el tan deseado equilibrio cuerpo-mente.