Sevilla
OPINIÓN: Buenas maneras
Entendido, y sancionado por los votantes, que el anterior Gobierno municipal fue el más nefasto de cuantos ha padecido Sevilla en su sufrida historia, los actuales mandarines del Ayuntamiento deben decidirse a «matar al padre» Alfredo. Freudianamente hablando, claro. Tiene mucho de edípica la actitud de negación de lo existente que mantienen Zoido y su equipo desde el 11 de junio. La ciudad no es una Yocasta a la que haya que despojar de un pasado indeseable, mediante el incesto si es necesario. Sería mucho más inteligente aprovechar la parte buena del legado, que la hay, aunque tal vez no fuese lo más excitante para los hooligans del electorado pepero, que también los hay. Las dudas con Luis Montoto, tras la revocación «ma non troppo» del Plan Centro, muestran el empeño del alcalde en gobernar a la contra, o más bien en contra de su predecesor. Después del entusiasmo que suscitó su barrida del 22-M, haría falta que un Ortega templase ánimos con una versión actualizada del «no es esto, no es esto». Ni siquiera veinte concejales legitiman una demolición como la emprendida. El ejemplo de la FEMP, con el mismo protagonista al frente, enseña el camino. Es saludable distinguirse de los malos.
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