Cádiz
El águila pescadora vuelve a sobrevolar la Península Ibérica
El Pandion haliaetus se extinguió en los años 80 en España, y desde entonces no había vuelto a nuestro país. Tras nueve años, el proyecto de reintroducción del águila pescadora ha conseguido repoblar la especie
Ni rastro de ella durante más de 60 años. Miden entre 52 y 60 centímetros de alto; sus partes superiores son castañas oscuras, las inferiores blancas y su cola es larga y estrecha. Tras varios años de esfuerzo y un duro trabajo por parte de los biólogos, el proyecto de reintroducción del águila pescadora en Andalucía ha conseguido repoblar el Pandion haliaetus. Gracias a esta iniciativa, que arrancó cuando trajeron los primeros pollos en 2003, ya se han introducido 164 ejemplares de este ave de presa: 88 en el sur de la provincia de Cádiz y 78 en las Marismas de Odiel (Huelva). Los pollos reintroducidos procedían del norte de Europa: Alemania, Finlandia y Reino Unido. «En la actualidad, contamos con siete parejas reproductoras, de las que seis han conseguido sacar a sus crías adelante», explicó Miguel Ferrer, presidente de la Fundación Migres. «Hoy es un día muy feliz porque hemos conseguido recuperar una especie extinguida», afirmó Ferrer en el acto de presentación de los nuevos datos, celebrado en Huelva. El proyecto fue impulsado por la Consejería de Agricultura, Pesca y Medio Ambiente de la Junta de Andalucía, con la colaboración de la Estación Biológica de Doñana (CSIC), la Fundación Migres y la Fundación Banco Santander.
Desde que en 2009 eclosionase el primer huevo, del que nacieron tres pollos, el proyecto ha ido sobre ruedas. En 2010 la pareja sacó adelante otro huevo y en 2011, dos individuos más. «La reproducción irá aumentando progresivamente, según Ferrer. Este año han nacido 10 crías, y el próximo año esperamos que se duplique el nacimiento de ejemplares. Creemos que en 10 años nacerán unas 200 al año». Tras los datos obtenidos, los expertos internacionales confirman que la probabilidad de supervivencia de la población del águila pescadora reintroducida en Andalucía es del 99,99 por ciento. «Ahora nos toca hacer una labor de seguimiento para evitar que estos ejemplares vuelvan a desaparecer», añadió Ferrer.
Existen dos momentos importantes que marcan la vida del águila pescadora. Necesitan ver a sus semejantes nada más nacer para saber cuál es su «familia». Y deben ubicar dónde han nacido desde el primer momento, para saber llegar a casa después de cada migración. Para que todo saliese bien, los científicos han usado la técnica «hacking». Era una forma de engañarles. Los traían a España con sólo cuatro semanas, creaban nidos artificiales y desde el primer momento se criaron en ellos. El personal les daba de comer con un guante, sin que los pollos en ningún momento los vieran, y evitar así que los identificasen como su «familia».
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