Barcelona

Daños colaterales por Toni Bolaño

La Razón
La RazónLa Razón

Las encuestas no sonríen al candidato Mas. Los éxitos se hacen esperar y su funambulismo independentista puede dejar las cosas como estaban, según las últimas encuestas. La mayoría absoluta se resiste. Sólo puede alegrarse con el nuevo descalabro de los socialistas, pero mal de muchos, consuelo de tontos.

Los problemas se acumulan en forma de daños colaterales. En la Casa Gran del Catalanismo las cosas no van sobre ruedas. Duran ha salido respondón y se distancia de las soflamas oficiales. Los acólitos de Mas lo ponen a bajar de un burro. «Botifler» es lo más cariñoso que se oye desde los púlpitos de los «hooligans» nacionalistas. Duran ha puesto el dedo en la llaga. Primero, duda de la idoneidad de una consulta ilegal y, segundo, que Cataluña «tiene muy difícil entrar en la UE porque es lo que dice la Ley». De hecho, sin la UE, dicen las encuestas, el apoyo a la independencia cae muchos enteros. Quizás este interrogante hace que algunas empresas, dirigidas por personas del círculo más inmediato de Mas, pongan sus sociedades instrumentales a buen recaudo, o sea, con sede en Madrid.

El dirigente democristiano está siendo denostado por pedir lo que exigen muchos catalanes a su presidente: información. Quieren saber qué les deparará la nueva aventura más allá de las soflamas mesiánicas y épicas. Quieren saber cómo esa nueva Cataluña podrá pagar sus deudas y, sobre todo, quieren saber si los van a sangrar más. Quieren saber si la nueva Cataluña será honesta con sus ciudadanos.

Una honestidad que se ha convertido en daño colateral después del viaje a Moscú. Sin acuerdos económicos y sin entrevistas de relevancia, Mas se ha puesto en evidencia. Ha hecho un viaje con una clara intencionalidad electoral. El botín ha sido más bien escaso. Sólo una vaga promesa de que el Hermitage acabará en Barcelona, y pagando una pasta. Tan vaga como aquel Barcelona World, anunciado a bombo y platillo, del que ahora nadie habla.

Oriol Pujol se está encargando de animar los últimos suspiros de la precampaña. Lo hace con su verbo habitual, con argumentos de calado situados en el entorno de la sodomía. Lo cierto es que el secretario general de CDC no está en su mejor momento. Las espadas de Damocles se le acumulan. La sede embargada y el caso ITV coleando. De momento, sólo colea. En CDC esperan que no sean más daños colaterales.