Infraestructuras ferroviarias

Cataluña del caos a la independencia

La Razón
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BARCELONA- Cataluña sacó ayer su indignación a la calle. Bajo el lema «Somos una nación y decimos basta. Tenemos derecho a decidir sobre el futuro de nuestras infraestructuras», miles de catalanes –700.000, según la organización, y 200.000, según la Policía– , canalizaron su malestar por el fiasco ferroviario en una manifestación convocada por la Plataforma por el Derecho a Decidir. La marcha, precedida por una retahíla de averías en las líneas de Cercanías de Renfe y por un acalorado debate político sobre la falta de inversión en las infraestructuras catalanas, empezó a las cinco de la tarde en Plaza Cataluña, el corazón de Barcelona. A esa hora, la plaza era un hormiguero teñido de rojo y amarillo, los colores de la «senyera» –la bandera catalana– y la «estelada» –la enseña de los independentistas.

Al frente de la marcha estaba la plataforma convocante y con ella 500 personalidades del mundo artístico y deportivo, entre ellas, el presidente del F. C. Barcelona, Joan Laporta, el filósofo Rubert de Ventós o el historiador Manuel Cuyàs. Este último hizo un paralelismo con la manifestación del año 1977, donde los catalanes salieron a la calle a gritar «Llibertat, Amnistia i Estatut d'Autonomia». Cuyàs dijo que si entonces la sociedad catalana lanzó un contundente mensaje al Gobierno que Adolfo Suárez supo entender, ahora el mensaje es para el Ejecutivo de José Luis Rodríguez Zapatero y la petición no es otra que «tener derecho a decidir qué modelo de país queremos construir».

Las consignas de la marcha en contra de Fomento por el caos de las infraestructuras estilo «Fomento es nuestro tormento» o «Somos una nación, Magdalena dimisión», se mezclaron con proclamas independentistas. Además de cientos de «esteladas», se escucharon lemas como: «Cataluña, el próximo estado de Europa», «Somos una nación, tanto si quieren como si no» o el clásico «In, inde, independència».

El PP, que había rechazado participar en la marcha por «sus tintes independentistas», confirmó sus sospechas. El presidente del grupo municipal popular en el Ayuntamiento de Barcelona, Alberto Fernández, tachó la protesta de «nacionalista excluyente». Para Fernández, «el objetivo de la manifestación no era demostrar la indignación con la ministra de Fomento y la mala gestión contra el Gobierno del PSOE con las obras del AVE o el caos de Cercanías, sino ir contra España».

Tras el primer bloque le seguían 155 entidades. Cada una protestaba contra sus pesadillas. Estaban la plataforma del AVE por el Litoral y usuarios de Cercanías hastiados del caos, pero la mayoría era de corte nacionalista. Tras ellos, los políticos: CiU, ERC e ICV. Al frente de CiU estaba el ex presidente Jordi Pujol, que afirmó que los catalanes protestan «por dignidad» y para pedir al resto de España que se les trate con «respeto». Pujol destacó que tanto él como los ex presidentes del Parlament, Joan Rigol y Heribert Barrera, «normalmente» no van a «ninguna manifestación», pero que esta vez lo creen imprescindible.

El vicepresidente de la Generalitat y presidente de ERC, Josep Lluís Carod Rovira, destacó que Cataluña «reclama el derecho a decidir sobre infraestructuras», y añadió: «Mañana reclamaremos decidir si nos continúa interesando pertenecer al reino de España».

El presidente y el secretario general de CiU, Artur Mas y Josep Antoni Duran Lleida, respectivamente, destacaron que los catalanes dicen «basta» a que los «pisoteen» y los «maltraten». La gran sorpresa fue la presencia del ex presidente de la Generalitat Pasqual Maragall. Iba a título personal, como un ciudadano más «cabreado» con la situación que viven desde hace meses las infraestructuras en Cataluña.