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Sevilla

Desgobierno y desprecio

La Razón
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La serie de desafortunados acontecimientos que se han sucedido estos días pasados en el seno de la Agencia Andaluza del Agua ponen de manifiesto dos cosas: primero, el desgobierno y caos absoluto en el que se halla sumida la política hidráulica andaluza, provocado por el nefando modelo provincial que la sustenta y agravado por la salida de los pocos responsables de este organismo con experiencia y conocimientos suficientes; y en segundo lugar, el desprecio por el regadío y por la agricultura en general de una Administración sonámbula que parece soñar despierta con una idea de Andalucía en la que sólo caben, al parecer, el turismo, las energías verdes y otras actividades productivas que ellos consideran más modernas. Si ese desprecio por el regadío no existiera, y aun valorando que cualquier atisbo de coordinación y profesionalidad en el organismo que rige la política hidráulica es ahora mismo un mero espejismo, se hace muy difícil entender que la directora provincial de la Agencia en Sevilla, Pilar Pérez, aconsejada por un director general sin competencias en el asunto, Javier Serrano, tomara hace unos días, por las bravas y sin previo aviso, la decisión de modificar sobre la marcha el programa de riegos aprobado por su propio organismo, interrumpiendo completamente el suministro del sistema que abastece a siete comunidades de regantes del Bajo Guadalquivir y del Valle Inferior del Guadalquivir. Es difícil que esta transferencia de recursos de unos usos a otros ocurra, y si Pilar Pérez fue capaz de asumir la decisión del corte del suministro que ha dañado cultivos y motores de riego en más de 113.000 hectáreas de regadío es, como ella misma reconoció, porque no tenía «ni idea» de lo que tal medida significaba. Definitivamente, el modelo provincial no funciona. No funciona porque otorga responsabilidades de gestión a cargos políticos sin la adecuada preparación y experiencia. Y porque además da pie a que se puedan tomar decisiones que obedezcan a intereses territoriales y acaben provocando el enfrentamiento entre provincias. Corresponde a la consejera de Medio Ambiente depurar responsabilidades, empezando por Javier Serrano y por Pilar Pérez, y sobre todo cambiar un modelo que está en las antípodas de la eficiencia y que choca contra el principio de unidad de cuenca. Sin embargo, y no sabemos muy bien por qué, la gestión por cuencas, y basada en criterios profesionales, parece provocar urticaria a quienes nos gobiernan en Andalucía. * Margarita Bustamante es presidenta de Feragua