«El Papa nunca formó parte de las juventudes hitlerianas»

MADRID- El portavoz de la Santa Sede desmintió ayer que Benedicto XVI haya formado parte de la «Hitlerjugend» (la Juventud Hitleriana), aclarando informaciones publicadas por medios de información de Israel durante su peregrinación apostólica. El padre Federico Lombardi, S.I., director de la Oficina de Información de la Santa Sede, expicó ayer en una rueda de prensa en Jerusalén: «He leído algo que no es verdad: el Papa nunca, nunca, formó parte de la Hitlerjugend, que era un cuerpo de voluntarios fanáticos e ideológicos». Benedicto XVI «no tiene nada que ver con la violencia, es una persona gentil y humilde, dulce. Nunca ha estado en contra de los judíos», aclaró.Seminarista reclutadoEl sacerdote subrayó que el Papa en ese momento «era un seminarista y estudiante de teología, que a los 16 años, como todas las personas de su edad, fue reclutado por la fuerza como auxiliar de la defensa antiaérea y nunca estuvo en ese movimiento juvenil educado ideológicamente en el nazismo». En 1936, todas las escuelas dependientes de la Iglesia católica en Alemania fueron clausuradas. A todos los niños a partir de 10 años (seis millones de niños y adolescentes) se les pidió integrarse en las organizaciones juveniles nazis. En 1941 todos los jóvenes alemanes fueron obligados a formar parte de las Juventudes Hitlerianas y se prohibieron expresamente los crucifijos. El 26 de enero de 1943, el Reich ordenó que todas las baterías antiaéreas de Alemania («flak») fueran manejadas por los jóvenes y el 26 de julio de 1943, el joven Ratzinger fue convocado, como todos, para entrar a filas en el «flak» en Múnich e Innsbruck, hasta el 10 de septiembre de 1944, en que fue liberado del servicio. En diciembre de 1944 Ratzinger fue destinado al cuartel de Traunstein, de donde desertó. En abril fue internado en el campo de prisioneros americano de Bad Aibling, donde lo soltaron el 19 de junio. El portavoz del Papa también respondió a las críticas, vertidas en la prensa israelí y explicó que el Papa «no puede repetir los mismos conceptos en cada discurso». Lombardi aseguró, además, que «el Papa no reaccione superficialmente ni se ofende cuando los medios de comunicación alteran o descuidan sus palabras».