Doctrina Parot
Juntos pero no unidos
os políticos de todo el arco parlamentario español se van a juntar mañana en una concentración para representar la unidad que no tienen donde deben tenerla, en las instituciones, es decir que van a hacer como si fueran simples ciudadanos de a pie que sólo tuvieran la calle para actuar contra el terrorismo y como si no poseyeran unos escaños en las Cortes Generales que les permiten hacer leyes y aplicarlas contra esa ETA que tanto les indigna. En realidad los políticos del arco parlamentario español deberían organizar una concentración no contra ETA, contra la cual estamos todos –unos sinceramente y otros retóricamente–, sino contra ellos mismos por no haber sabido sentarse para algo más que para hacer un comunicado meramente simbólico y vacío de contenido real que se traduzca en medidas útiles y efectivas.
Medida útil y efectiva era el Pacto por las Libertades y contra el Terrorismo que se halla hibernado como el cuerpo de Walt Disney y con las mismas expectativas de resurrección gracias a Zapatero, el gran convocante de esa concentración callejera de mañana. Medida útil y efectiva era la Ley de Partidos que entre el Gobierno y Batasuna han convertido en papel mojado con el beneplácito de Izquierda Unida y de los partidos nacionalistas que mañana van a estar también en la calle diciendo que «ETA es muy mala pero hay un conflicto vasco que hay que resolver políticamente». Medidas útiles y efectivas son la reforma del Código Penal, el aumento de las penas y su cumplimiento íntegro, la ilegalización de ANV y del PCTV o la detención de la media Mesa Nacional de Batasuna que todavía queda en libertad, o sea todas las iniciativas a las que se han opuesto esos partidos precisamente y a las que se seguirán oponiendo después de esa edificante y emotiva concentración de mañana. Medidas útiles y efectivas serían la derogación de la moción que se votó en el Congreso de Diputados para dar luz verde a la sangrante negociación con ETA y serían que Izquierda Unida y Eusko Alkartasuna dejaran de gobernar junto con ANV –es decir con ETA– en ayuntamientos vascos como el de Azpeitia y Legazpi.
A la calle salimos los ciudadanos que no somos políticos, que no somos ni diputados ni senadores ni concejales y que no podemos hacer otra cosa. Pero los concejales, los senadores y los diputados no pintan nada en la calle protestando contra el vacío, contra unos asesinos que no les escuchan. Pintan combatiendo a esos asesinos desde las instituciones que representan en vez de combatir a las víctimas.
Y es que sepa el lector que el hermano de Francisco José Alcaraz murió en Zaragoza, en el atentado contra la casa-cuartel de la Guardia Civil. Tenía 17 años, siete menos que Raúl Centeno. Los mismos que han convocado la concentración de mañana serán capaces de sentar en el banquillo al hermano de Raúl si un día llega a ser presidente de la Asociación de Víctimas del Terrorismo.
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