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«Kim Jong Il no renunciará a su plan nuclear porque sería un suicidio»

Brian Meyrs / Experto en el régimen de Pyongyang

«Kim Jong Il no renunciará a su plan nuclear porque sería un suicidio»
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Brian Meyrs investiga la ideología y la propaganda del régimen norcoreano en la Universidad de Dongseo en Corea del Sur. Este colaborador de «The New York Times» comparte sus lúcidas impresiones en una entrevista telefónica desde Busuan.

–¿Qué fines persigue el programa norcoreano?

–Todos los planes nucleares siguen un calendario. Tras el fallo de 2006, Corea del Norte debía realizar otro ensayo subterráneo para demostrar su capacidad atómica. Existen, también, razones intrínsecas del régimen. Tras la prueba del misil el pasado abril, Kim Jong Il fue humillado y quería resarcirse.

–¿Podría detallar esas razones internas que ha mencionado?

–En EE UU todo el mundo piensa que Kim quiere obtener la atención de Obama pero esta teoría no es plausible. Hace semanas que Corea atrajo el interés norteamericano y éste ha expresado su disposición a reanudar las conversaciones con Pyongyang.

–¿Conoce la comunidad internacional la naturaleza del régimen norcoreano?

–Mi impresión es que no está todo lo informado que debería sobre el tipo de sistema del Norte. En Occidente se clasifica como un régimen comunista de línea dura, pero en realidad es un régimen nacionalista extremo. Esa confusión hace que se analice la amenaza con los parámetros de la Guerra Fría. Confían en que se repita el éxito de las negociaciones con la URSS, con Kim Jong Il.

–¿Es el plan nuclear la fuente de superviviencia del régimen?

–Económicamente, el Sur es mucho más exitoso que el Norte. En 1995 el régimen admitió esta realidad y se justificó diciendo que todos los esfuerzos del país irían destinados a la carrera armamentística para proteger a sus ciudadanos de EE UU. Kim no renunciará a su plan nuclear porque sería un suicidio.

–Corea del Norte ha roto por segunda vez los compromisos de las conversaciones a seis. ¿Qué pueden hacer las potencias internacionales?

–El Consejo de Seguridad de la ONU debería tomar medidas más severas. China, también, debería ejercer su influencia sobre Corea del Norte. Si Pekín reduce su ayuda económica y financiera a Pyongyang será más difícil que adquiera armamento. El misil que lanzó en abril le costó 2.500 millones de dólares (1.785 millones de euros). ¿De dónde salió el dinero? China debe cerrar el «cash flow».

–Si la ONU falla, ¿qué alternativa tiene EE UU?

–El presidente Barack Obama debe abandonar su idea de que puede disuadir a Corea con su retórica. Hay que analizar las relaciones Norte y Sur. Pese a que durante la distensión del «Sunshine Policy», Seúl hizo todo tipo de concesiones no arrancó la buena fe de Kim. EE UU debe ser realista y abandonar las esperanzas de que las conversaciones a seis (Six Talks) van a conseguir algo.