Asia

Zamora

La «gripe española» que vino de Asia

Nuestro país era de los pocos que informaban de la epidemia sin censura, lo que provocó la atribución del virus.

Hospital improvisado en Kansas, Estados Unidos, país donde el virus brotó en marzo de 1918
Hospital improvisado en Kansas, Estados Unidos, país donde el virus brotó en marzo de 1918larazon

Madrid- Ni la Virgen de Fátima pudo salvar a Francisco y a Jacinta Marto. Dos de los tres niños pastores a los que se les apareció Nuestra Señora en 1917 perderían la vida apenas dos años más tarde, a la edad de 11 y 9 años respectivamente. ¿El culpable? El mismo que aniquiló a entre 50 y 70 millones de personas en todo el mundo en unos pocos meses: la conocida como «gripe española», la más letal de la humanidad. Un dato: la I Guerra Mundial, finalizada poco después de propagarse el virus, mató a casi nueve millones. Como la gripe porcina que estos días ha alertado a la población mundial, aquel aterrador virus, nacido hace 90 años, pertenece al tipo AH1N1. Y como la actual, los expertos tampoco pueden ponerse hoy de acuerdo sobre su nacimiento. «Su origen fue probablemente aviar, mientras que el virus actual podría ser de origen múltiple (porcino, aviar y humano). Éste, como el de 1918, se contagia de persona a persona», comenta el doctor Antoni Trilla, director de la Unidad de Evaluación, Soporte y Prevención (UASP) del Hospital Clínic de Barcelona e investigador de aquella pandemia. Lo que sí que se sabe con certeza es que, pese a su nombre, la mal llamada «gripe española» no nos pertenece. «Quizás nació en algún lugar del sudeste asiático y "apareció"en los EE UU en marzo de 1918. Su denominación vino dada por la transparencia informativa que reinaba en nuestro país. Y es que España, que permaneció neutral en la Gran Guerra, no censuraba la información sobre el virus. Por ello, sin ningún fundamento, nos fue atribuido». Posiblemente nos llegó a raíz del tráfico de trabajadores españoles y portugueses que se desplazaban hacia los campos franceses, cerca de los campamentos militares. Antoni Trilla cree que pudo afectar a 260.000 españoles, el 1,5% de la población. La cifra creció con especial virulencia de septiembre a noviembre. ¿El resultado? Todo un hito: nuestra población sufrió un crecimiento neto negativo. La epidemia empezó a remitir en marzo de 1919. «Los síntomas iniciales eran los de una gripe habitual. De inicio muy brusco y curso leve al principio. Luego aparecía un deterioro general, con insuficiencia respiratoria y muerte en algunos casos en 48 o 72 horas. En otros aparecieron infecciones por bacterias, algunas mortales, como la pulmonía», indica el doctor. Hay que tener en cuenta que los investigadores entonces todavía creían que la pandemia no era un virus, sino que procedía de una bacteria. Uno de ellos, el bacteriólogo suizo Antoine Nebel, llegó a relacionar la gripe con la malaria. Con todo, logró dar con un medicamento, el «Influenzinum Hispanicum», que logró salvar muchas vidas.Las condiciones de entonces para afrontar la crisis son impensables en la actualidad. Si hoy algunas medidas pueden cuestionarse, las autoridades españolas, según Trilla, cometieron varios errores: tardaron más de cinco meses en declarar la epidemia; había pocos médicos, que se vieron desbordados, obligando a los estudiantes de medicina a presentarse voluntarios; con poco criterio, algunas actividades públicas fueron suspendidas y otras se permitieron, como los actos religiosos masivos, que favorecieron la diseminación de la epidemia. En Zamora, por ejemplo, la gente salía en masa a la calle para invocar la misericordia divina.