Teatro

Nápoles

La hermana gemela de Don Juan

El enredo fue la fórmula preferida por nuestros clásicos y la honra su tema predilecto, de la que, sin emabargo, no hay rastro en esta propuesta.

La hermana gemela de Don Juan
La hermana gemela de Don Juanlarazon

Sólo existe una razón para que «La mujer por fuerza», de Tirso de Molina, apenas haya subido a los escenarios en cuatro siglos: «En este país llevamos veinticinco años haciendo teatro clásico y siempre se muestran los mismos títulos. Hay tantas maravillas ocultas que sorprenderían...». Son palabras de José Maya, cuya trayectoria como fundador, actor y director de Zampanó Teatro le avalan como especialista en el Siglo de Oro. Además de las posibilidades cómicas de este enredo, Maya desempolvó el texto porque a Tirso se le adivina cierta reivindicación feminista: Finea se enamora locamente del Conde Federico, enviado de Nápoles a Hungría que se hospeda en su casa. Ese sentimiento le impulsa a seguir a escondidas a su amado hasta Nápoles disfrazado de hombre que entra a su servicio. Alberto, su hermano, le acusa entonces de haber robado a Finea; para colmo, su prometida en Nápoles también hace caso de las habladurías.

A hurtadillas

El director califica la conducta de la protagonista como «lo más parecido a trasgredir las normas». Lo que para él supone emparentarla con el gran mito que modeló el dramaturgo para la literatura mundial: «Es la hermana gemela de "El burlador de Sevilla", aunque ella no iba seduciendo por ahí a todo el mundo». Resultan evidentes también las similitudes entre esta trama y la de «Don Gil de las calzas verdes», aunque Maya encuentra una diferencia angular entre ambas: «En "Don Gil...", una vez más, la protagonista va a restituir su honor por una palabra de casamiento dada; sin embargo en este título, que es muy anterior, se trata de una mujer enamorada de un tipo al que ha visto a hurtadillas la que se lanza a conquistarle». Como prueba de su tesis, el director arguye que frente al olvido de la pieza que ahora estrena, «Don Gil de las calzas verdes» fue muy representada durante el siglo XVIII, XIX y, especialmente, en el franquismo.

«La mujer por fuerza» seguirá así el camino de otras «rara avis». Y es que Zampanó Teatro en estos casi treinta años entre bambalinas han quitado el polvo a muchos libretos de la época aurea de nuestro teatro. La compañía también logró la proeza de reabrir el Teatro Pavón, que ahora es sede provisional de la Compañía Nacional de Teatro Clásico durante las obras de rehabilitación del Teatro de la Comedia. En concreto, ésta es una versión de Pepe Ruano, profesor de la Universidad de Ottawa, que ha adaptado Amaya Curieses.

Mujer que se finge hombre

Para llevarla a escena echa mano de sus armas habituales: «El drama para mí es la esceonografía, éste es un montaje de actores. Ya sé que es lo que se lleva en estos momentos, pero se trata de lo que llevo haciendo todos estos años», argumenta Maya. Así que el director confía la suerte del proyecto a la buena elección del reparto, en el que destaca, como es lógico, Beatriz Ortega en el traje de esta mujer que se finge hombre: «Es una actriz desconocida que ha trabajado mucho más en el extranjero que aquí, tiene una belleza al estilo de Ava Gardner, cuenta con la sensibilidad de un Stradivarius y, además, es una gran cómica, pues de su capacidad histriónica depende que su personaje consiga lo que anhela». La acompañan José Bustos, como su amado Conde Federico, y Alex Tormo, en la piel de su hermano.

El reparto permanece en escena al completo durante toda la representación. Toni Madigan contribuye con su música a subrayar los instantes más intimistas de cada personaje que se hacen visibles al espectador en ciertas escenas que recuerdan al cine mudo. A pesar del atrevimiento de Tirso, el director advierte que la obra no acaba como el espectador contemporáneo quisiera, «porque había que cumplir con las normas sociales de la época». «La mujer por fuerza» ha sobrevivido en una versión muy deteriorada, publicada por primera vez en 1635 y reeditada en el siglo XX por Blanca de los Ríos para la colección Aguilar. Su lamentable estado de conservación es la razón principal por la que esta comedia nunca haya sido representada en España, aunque sí lo fue hace diecisiete años en El Chamizal (Texas) por una compañía de la ciudad de México.

Los clásicos

No nos resistimos a hacer un análisis de las puestas en escena clásicas, ahora más «de moda» que nunca con alguien con semejante trayectoria teatral: «Me parecen demasiado ortodoxas y nada transgresoras. Hay un mal concepto del teatro clásico, se opina que defienden la moral de la época, cuando en realidad no es así: reflejan la lucha entre el ser individual y el yo social», apunta Maya.

El director mira como referencia hacia Gran Bretaña: «Los ingleses se han preguntado muchas veces por la primera necesidad de Shakespeare para escribir sus textos, ésta sería la fórmula para encontrar lo que tiene el Siglo de Oro de denuncia».