Nueva York
La novia rebelde de Luis Medina
Es argentina, tiene unas medidas imponentes, un rostro envidiable, y sale desde hace meses con uno de los hombres más elegantes del mundo.
La argentina tiene cierta fama de antipática en el «fashion system» de su país, de poseer una fuerte personalidad, de rebelde, que no de caprichosa. Pero no, simplemente es una coraza para que el aspecto frívolo del mundo de la moda no la salpique. «En este trabajo todo es muy exuberante, ostentoso, pero también depende de cómo tengas la cabeza», ha afirmado en más de una ocasión. Ella la tiene muy bien amueblada y de eso se ha encargado su madre, la también alucinante maniquí Nora Portela, que trabajó durante la década de los ochenta: «No creas nada de lo que te dicen», aconseja a su hija. Chloé tiene unas medidas de escándalo, mide 1,82 desde los catorce años y, antes de que la dejaran opinar sobre su futuro profesional, los diseñadores amigos de su progenitora querían verla lucir sus creaciones, pero hasta que no terminó el colegio a los 17 no empezó a devorar la pasarela con su andar de gacela. En Francia rechazó varios suculentos contratos porque se negó a adelgazar: «Está todo muy desvirtuado. Las chicas parecen cadáveres andantes», apunta en una entrevista que concedió a una revista de su país cuando abordaron el tema de la anorexia. Con sus 55 kilos, una masa corporal que, en caso de perder unos cuantos, se habría encontrado por debajo de los parámetros que exige la Organización Mundial de la Salud y unas curvas de quitar el hipo, regresó después de varios meses de peregrinaje por las agencias de París, donde la tacharon de «rellenita». En Nueva York, sin embargo, no la deja escapar la mejor agencia de moda, IMG, la misma que tiene bien atrapada a Kate Moss y a Daria Werbowy, entre otras grandes de la moda. Crear estiloEn un futuro, dice, quiere ser actriz porque es su pasión, y empresaria también, sector en el que ya prueba suerte con un restaurante, Guacha, situado en Puerto Madero. Además de desfilar bien, Chloé también crea estilo –puso de moda los pañuelos anudados en la muñeca–, igual que su novio, Luis Medina. El hijo pequeño de Nati Abascal rompió el año pasado con Alejandra Rojas después de cuatro años de relación y sale desde hace varios meses con la atractiva modelo, quien se ha dejado ver en numerosas ocasiones en saraos de la capital, como la fiesta de inauguración de la tienda HE-Homini Emerito, la línea masculina de Mango.Lo que más le atrae de su profesión, ha confesado, es viajar, conocer gente, y lo que menos, entre otras cosas, que la persigan los «paparazzi», aunque sabe que son gajes del oficio. Y más si continúa su relación con el hermano del Duque de Feria. Tanto es así, que ya les han pillado cogidos de la mano mientras paseaban por las calles de la capital al perro de su novio.