Barcelona

La velocidad máxima variará en Barcelona a partir de mañana

El Servicio Catalán de Tráfico (SCT) pondrá en funcionamiento mañana a partir de las 6.30 horas el límite de velocidad variable en los accesos a Barcelona por la autovía de Castelldefels, la C-31, y la autopista del Garraf (Barcelona), la C-32, aunque no sancionará a los conductores si incumplen la medida hasta dentro de dos meses.

Se trata de la primera fase de implantación de un sistema que modificará la velocidad máxima permitida en función de la congestión, la contaminación, los accidentes y la meteorología. Se pondrá en marcha tras el verano en la B-23/AP-2, y en 2010 en los accesos norte de la ciudad.
En las carreteras donde ya se aplica el límite máximo de velocidad de 80 kilómetros por hora, como es el caso de la C-31 y la C-32, este límite se mantendrá vigente, aunque en las de la segunda corona en las que se empiece a utilizar la velocidad variable, el límite máximo puede bajar hasta 40 kilómetros por hora en casos de congestión.
En el caso de la C-31, el tramo donde se utilizará la señalización variable será el comprendido entre Castelldefels y la plaza Cerd de Barcelona --19,4 kilómetros-- y en la C-32, entre Castelldefels y el Nus del Llobregat --14,3 kilómetros--.
El proyecto se enmarca dentro del Plan de actuación 2008-2009 del Govern de mejora de la calidad del aire y tiene como objetivos, además de reducir la contaminación, disminuir las congestiones y la accidentalidad.
La velocidad variable se estrena mañana con la polémica de si el Govern debe permitir la revisión al alza del límite máximo de velocidad cuando las condiciones de la vía permitan ir a más de 80 kilómetros por hora --por ejemplo de noche--, tal y como reclama el Racc y otras entidades, así como CiU. Por su parte, el PP ha pedido que se suprima la zona 80.
En este sentido se pronunció el conseller de Política Territorial
y Obras Públicas, Joaquim Nadal, que consideró que el SCT debería plantearse la posibilidad de aplicar la velocidad variable al alza, porque esta decisión sería bien recibida por todos.
Por su parte, el conseller de Interior, Relaciones Institucionales
y Participación, Joan Saura, negó que haya debate en el seno del Govern y reiteró que la medida se mantendrá hasta que mejoren los indicadores de contaminación en Barcelona y su área metropolitana.
La aplicación de la medida ha supuesto la instalación de 175 señales luminosas en portales a cada kilómetro, y la instalación de señales laterales en los accesos a ambas vías, además de un panel de mensajería variable y tres cámaras en la salida del Aeropuerto de El Prat de Barcelona, la B-20.
Un programa informático manejará los datos recogidos en estaciones de toma de datos instaladas cada 500 metros y conocerá en tiempo real la velocidad media de los vehículos por sentido. Normalmente funcionará de forma automática, y determinará la velocidad máxima necesaria en cada caso. No obstante, en caso de sucesos inesperados, se controlará de forma manual.
Los radares estarán conectados al sistema informático y se actualizarán en función de las velocidades que se estipulen, aunque se le dará al conductor un margen de tiempo para adaptar la velocidad. Los cambios se harán en intervalos de 10 kilómetros por hora y cuando la señalización cambie, parpadeará durante 10 segundos hasta quedar fija.