Londres
Londres dice que los casos de gripe A pueden llegar a 100000 diarios en agosto
R.Unido no puede frenar el virus y teme una mutación que haga la enfermedad más letal
El Gobierno británico ha asumido que no puede contener laexpansión del virus de nueva gripe, que ya ha causado tres muertes enel país, y ha decidido pasar a la fase de tratamiento ante laprevisión de que a finales de agosto, el número de afectados podríaascender a 100.000 diarios. Según informó hoy en el Parlamento el titular de Sanidad, AndyBurham, el nuevo paso en la estrategia contra la enfermedad implicaráque los médicos ya no se encargarán de realizar pruebas para detectarla presencia de H1N1 en los pacientes. En este contexto, se espera que la vacuna esté lista a partir delpróximo mes y se calcula que el número de dosis a final de añoascienda a los 60 millones, si bien Burham insistió durante sucomparecencia en que las decisiones adoptadas no derivan de que el virus sea más mortal, sino de la consciencia de que no puede yacontenerse. Así, en la última semana se ha producido un "considerable aumento"de casos y son ya en torno a 7.500 los confirmados en todo el país,que ha visto ya dos víctimas en Escocia y la primera en Inglaterraesta misma semana, una niña de seis años, quien no obstante padecía otros problemas de salud y su caso está siendo investigado. En consecuencia, el responsable de Sanidad explicó en la Cámara delos Comunes que su departamento se ha situado ya en el "siguiente nivel en la gestión de la enfermedad", con una "estrategia nacionalcentrada en abordar el aumento en el número de afectados". "Avanzaremos a esta fase de tratamiento con efectos inmediatos",aseveró. Con todo, aclaró que las autoridades sanitarias "siembre hansabido que sería imposible contener el virus de forma indefinida"yque "en algún momento habría que pasar de la fase de contención a lade tratamiento". No en vano, las cifras se han venido doblando cada semana y, de continuar esta tendencia, el saldo a finales de agostopodría llegar a los 100.000 diarios. Una "presión sobre el sistema", según Burham, que llevará a que,en adelante, el Gobierno deje de intentar controlar a las personasque hubiesen estado en contacto con afectados, así como poner fin alcierre de colegios donde se hubiesen registrado casos, a no ser en supuestos excepcionales en los que las circunstancias lorecomienden. Además, los antivirales se limitarán a los considerados grupos de riesgo y no todas las personas diagnosticadas con nueva gripe losrecibirán, a diferencia de hasta ahora, cuando se recetan a todos losque presentan síntomas. Aparte, la información diaria del número de casos se suprimirá por una estimación más general, en línea con loadoptado por otros países con una importante incidencia, en los que los reportes se dan semanalmente o con la acumulación de días. En este contexto, existen indicios de que las cifras no reflejanel nivel de incidencia, puesto que algunos que padecen síntomas levesno han contactado con sus médicos y, en consecuencia, no han podidoser contabilizados, e incluso hay quienes son tratados por las autoridades sanitarias, pero no considerados como víctimas de nuevagripe. Una situación derivada de que en puntos de alta presencia del virus, como Londres, determinadas áreas de Escocia o el condado deWest Midlands, el diagnóstico resultó ser competencia de médicos, en lugar de laboratorios, por lo que fue más difícil detectar los contactos entre afectados y personas sanas y determinados protocolosquedaron en suspenso. Además, aunque por el momento está haciendo menos daño que unagripe ordinaria, los responsables sanitarios han expresado supreocupación ante una posible mutación más dañina, especialmente unavez entrado el otoño, debido a su conjunción con temperaturas másbajas.
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