Otra batalla perdida

De dos años a esta parte, no hay día en que los máximos representantes de enfermeros y farmacéuticos no les roben la cartera a los supuestos líderes de la profesión médica en España, y no ganen poder, competencias e influjo para sus colectivos a costa de unos facultativos carentes de verdaderos referentes más allá del ámbito científico. Mientras la atención farmacéutica avanza a pasos agigantados y Pedro Capilla logra que las boticas se parezcan cada día más a las consultas de los médicos por el seguimiento terapéutico que se practica desde ellas a los pacientes, Máximo González Jurado no se queda atrás y, de forma implacable, le gana la batalla de la prescripción enfermera a la Organización Médica Colegial (OMC), que no ha logrado atraer a su lado ni al PP, ni al PSOE ni a partidos nacionalistas como CiU, lo cual da muestras de su eficacia como «lobby» de presión. La Consejería de Salud de Andalucía que dirige María Jesús Montero ha dado la estocada definitiva a los autoproclamados representantes de los médicos al pergeñar un proyecto casi idéntico al que elaboró en su día el Ministerio de Sanidad, y que facultaría incluso a las enfermeras a recetar especialidades publicitarias. Capilla y González Jurado salen, pues, victoriosos, frente a una OMC muy debilitada.