Granada
«Si Beethoven viviera me habría fustigado»
Le pregunto que si ZP le dijera ven él lo dejaría todo y Miguel (Granada, 1944) dice: «Hace tiempo que no estoy en las adhesiones inquebrantables; Zapatero supuso la renovación, pero luego se descubre que gobernar es más difícil de lo que parece». Siempre ha sido socialista. Va a escribir sus memorias. Se ha dado prisa en retirarse «porque en este país te dejan de querer enseguida, pero, eso sí, te vuelven a querer después de muerto». Tiene pendiente aprender a tocar bien la guitarra. ¿Vicios? «Lo he dejado todo menos el vino».
-Los viejos rockeros nunca mueren, pero se retiran, ¿verdad?
-Es una suerte poder retirarte y no que te retiren, poder elegir.
-Dijo hace poco que el mejor botox es el rock. Si lo deja, se va a arrugar...
-Por supuesto. Pero yo me cuido, hago mucho ejercicio. Recuerdo el lema que había en el gimnasio del Real Madrid: «Quien más suda, más vive». Sudar ha sido mi vida. Llevo sudando toda la vida.
-Un rockero que hace vida sana es un tipo raro...
-Había que compensar los pasotes. Nunca me quedé tumbado con la resaca.
-Ya ha empezado la gira de su despedida, que durará dos años. Tiempo suficiente para arrepentirse y decir que no se va...
-No quiero ser como los toreros que se van y vuelven. Me da pavor envejecer en el escenario. No lo haré: se lo prometí a mi madre.
-¿Cómo fue eso?
-La llevé a ver a Antonio Machín, ya mayor. Al final, ella me agarró muy fuerte del brazo y me dijo: «No envejezcas en el escenario, ¿eh?».
-La gira se llama «Memorias en la carretera». ¿Es la carretera lo que más va a echar de menos?
-No. La carretera agota. Y la autopista le ha quitado romanticismo.
-Pero sigue pensando que como fuera de casa en ningún sitio, ¿eh?
-Eso siempre. La casa narcotiza de comodidad. Salir es la meta.
-¿Qué hay más patético que un rockero con achaques?
-Dos rockeros con achaques. Las edades hay que vivirlas con coherencia.
-También se dice que es patético un viejo vestido de hippie. Va a resultar que lo patético es envejecer, simplemente.
-Envejecer es un mal pasajero. Patético es pretender ser inmortal.
-¿Qué le fastidia más de hacerse viejo?
-Todavía no noto mucho los años. He dejado de salir por las noches. Una noche salí y me dije: «Coño, pero si está llena de gilipollas». Era un síntoma de que me estaba haciendo viejo.
-Seguirá actuando, eso sí, en conciertos benéficos...
-Tengo que devolver mucho de lo que me han dado. Y sentirme útil.
-Pues como la crisis dure, se va a cansar de devolver...
-Espero que no. La peor crisis es no aprender de los errores.
-«Necesitamos una sociedad más decente y más humana que sustituya la avaricia por la solidaridad». Fíjese, lo ha dicho Emilio Ybarra, ex presidente del BBVA...
-Joder, pues por una vez estoy de acuerdo con él. Y a ver si empiezan a dar créditos...
-¿Se retira muy rico o...?
-Tengo un buen pasar. Vivo de forma modesta. La ostentación siempre me ha parecido hortera.
-¿Sabe cuánto va a cobrar de pensión?
-Ni idea. He cumplido los 65, pero voy a cotizar dos años más.
-Mucho rock, pero vendió 7 millones de discos gracias a Beethoven...
-Ah, «El himno a la alegría». Me puso en casa: fue una bendición.
-¿Cree que don Ludwig le ha perdonado?
-No. Creo que, si viviera, me habría fustigado.
-No sé: hay derechos de autor que ayudan a hacerse el sordo...
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