Automóvil
Muere el autor del ataque a la reina
Las autoridades señalan que Karst Tates actuó por una enajenación provocada por la pérdida de su empleo. La prensa considera que el intento de magnicidio «golpea los cimientos de la sociedad»
BERLÍN- Holanda trataba ayer de digerir la conmoción provocada por el intento de magnicidio contra la familia real ocurrido el jueves pasado en Apeldoorn, mientras el goteo de víctimas mortales aumentaba hasta siete. A los cinco espectadores que perdieron la vida horas después de ser arrollados por el vehículo que intentó chocar contra el autobús descubierto en el que viajaba la reina Beatriz, se sumaron un policía militar y el propio autor del atentado. Cinco adultos –una mujer, en estado crítico- y tres menores continúan hospitalizados.Según las primeras investigaciones, Karst Tates, de 38 años, actuó solo. Por razones aún desconocidas, condujo su utilitario alrededor de la zona acordonada –una patrulla le vio merodeando con el automóvil– hasta que logró enfilar una avenida por la que aceleró con rumbo hacia la comitiva real. Tras arrollar al público (entre los que se encontraban varios niños y una orquesta compuesta por discapacitados), Tates perdió el control del vehículo y terminó empotrándose contra un monumento de piedra a pocos metros de la Reina.Una vez descartada cualquier motivación política y la existencia de cómplices, se especula ahora con que el magnicida, sin antecedentes policiales ni psiquiátricos, actuase movido por una enajenación transitoria. Tates, al que sus vecinos definían como «un hombre tranquilo y reservado», acababa de perder su empleo como vigilante de seguridad.Amanecer grisTradicionalmente, el Primero de Mayo es un día de resaca entre los holandeses, que cada 30 de abril celebran su fiesta nacional, el Día de la Reina. Ayer, en cambio, las banderas ondeaban a media asta y las flores tapizaban el lugar de los hechos, mientras políticos y periodistas debatían sobre las consecuencias del atentado. «Un ataque en este día golpea los cimientos de nuestra sociedad», argumentaba el periódico nacional «Het Financieele Dagblad». «¿Es éste el final de una tradición?», se preguntaba otro titular junto a las fotos de las víctimas.El Día de la Reina sanciona anualmente los estrechos vínculos entre la sociedad holandesa y la casa real, cuyos miembros bailan y beben con los ciudadanos. «Ahora hemos perdido la espontaneidad que reinaba», señalaba la ministra del Interior. «En Apeldoorn se ha roto una ilusión nacional: la inmunidad de los Orange en el Día de la Reina», lamentaba el diario «Volkskrant». La reina Beatriz expresó ayer su deseo de mantener su calendario de actos públicos pero, eso sí, advirtió que los protocolos de seguridad se extremarán. El lunes, la monarca tiene previsto, de momento, asistir a la conmemoración del fin de la ocupación nazi.
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