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Un pueblo roto por la línea de Málaga

Durante años, el pueblo se ha abastecido con cisternas. Nadie asegura que sus fuentes vuelvan a manar.

La Razón
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Valle de Abdalajís (málaga)- El alcalde socialista de Valle de Abdalajís, Alfonso García, se limita a repetirnos lo que le han contado los técnicos: que seguirán los trabajos para sellar el acuífero perforado, pero que nada garantiza que no surjan filtraciones por otro lado. Mientras, el pueblo recibirá 4 millones de euros para mejora de infraestructuras y para restaurar una villa romana, y se terminará de acondicionar un segundo pozo de emergencia. Si la climatología no cambia y los pozos resultan insuficientes, se volverá al plan «A», que es el que ha regido en el valle durante los últimos dos años: suministro por camiones cisternas.

-¿Y el agua que todavía se pierde?

-Son unos 20 litros por segundo. La derivan hacia el cauce del Guadalorce. Tal vez, si no consiguen sellarla del todo, podrían bombearla hacia nosotros.

El alcalde vive a las afueras del pueblo, al pie de la sierra que da nombre al valle. Abdalajis, en árabe, significa «tierra de manantiales». El alcalde nos señala con la mano dónde manaban las fuentes, ahora secas. Es un paisaje hermoso, ideal, por la verticalidad de las paredes montañosas, para la escalada y el parapente. «Los vecinos hemos tenido agua gracias a los camiones cisternas, pero la agricultura y la ganadería se han visto afectadas».

Los túneles de Abdalajís son la obra magna del AVE a Málaga. Son dos secciones paralelas de 7.500 metros de longitud que atraviesan las sierras de Valle de Abdalajís y de Huma, tal y como establecía el primer proyecto aprobado por la Junta de Andalucía. Se han perforado a base de tuneladoras en un terreno calificado, técnicamente, de «heterogéneo». De hecho, todos los estudios geológicos previos advertían de la complejidad de un subsuelo rico en agua: «Se trata de acuíferos de naturaleza calcárea estructurados en diferentes escamas, cuya permeabilidad se debe a la fisuración y a la gran carstificación del material. La conexión entre las diferentes escamas no se supone efectiva (...) Aun así, se han medido importantes columnas de agua en los sondeos hacia la mitad del túnel».

La perforación comenzó en el año 2000. Dos años después, el 24 de mayo de 2004, se tropezaron con una bolsa de metano que deflagró. Las obras estuvieron paralizadas dos meses y, a su reanudación, el 24 de marzo de 2005, se perforó en el túnel este una gran columna de agua de más de 300 metros de altura. Era todo un señor acuífero, casí un lago subterráneo, que desaguó a razón de 600 litros por segundo. Las obras continuaron mientras se intentaba sellar la fuga. A lo mejor, lo óptimo hubiera sido parar, pensar y decidir; pero los retrasos se acumulaban y la ministra de Fomento quería inaugurar en tiempo y forma. La estructura de los túneles se reforzó con dos anillos de hormigón de un kilómetro y medio de longitud que, poco a poco, han conseguido reducir la pérdida de agua, pero sin asegurar la restauración completa. El último incidente se produjo el 30 de octubre de 2007, cuando se inyectaba cemento a presión en una de las zonas reforzadas y cedió la plataforma. Oficialmente eran daños menores y, con la lengua fuera, los ingenieros consiguieron acondicionarlos para la fecha mágica.

Uno de los secretos mejor guardados, es si los trenes circularán por los dos túneles, o sólo lo harán por el túnel oeste, que es el que ha dado menos problemas de «humedades». Renfe y ADIF aseguran que todo está listo y que el AVE malagueño será una realidad comercial desde el 1 de Enero. No hay más que esperar.

Lo mismo les toca a los 3.500 vecinos del Valle. Los optimistas, como el alcalde, creen en las promesas de los técnicos. Que se sellará el acuífero y que las fuentes secas volveran a manar. Aunque en el acuerdo firmado hay un punto para la desconfianza: el que atribuye a ADIF la potestad de decidir el nivel de recarga del acuífero roto. Como si temieran que la presión del agua buscara, más adelante, otros caminos aún ignotos.