Estados Unidos
«United Colors of Obama»
Los elegantes vestidos de etiqueta se mezclan con ropas propias de una estación de esquí en las calles de Washington. Todas las nacionalidades están invitadas a la investidura del político negro
WASHINGTON- Los cuatro días de festejos arrancaron el sábado con fiestas, bailes, ceremonias, conciertos, misas y cenas de gala, llenas de símbolos y decoradas con palabras que de mil maneras homenajean al primer presidente negro en la historia de Estados Unidos. En todo evento hay dos referentes históricos: Abraham Lincoln y el reverendo Martin Luther King.
Precisamente para recordar la forma en que Lincoln llegó a esta capital, el sábado, el presidente electo inició un viaje en tren desde Filadelfia a la capital. Estos días, el Mall, un boulevard de tres kilómetros de largo que se extiende desde el Capitolio al Lincoln Memorial, se ha convertido en una marea humana de cientos de miles de personas llegadas de todas las esquinas de EE UU, pero también de otros muchos países, para celebrar «el cambio» que representa el nuevo presidente, un hombre de color. Es lo que afirman casi todos al ser preguntados por el motivo de su estancia en Washington: «Quiero ser testigo de la historia», «vivir un momento histórico» o «celebrar el triunfo de una minoría frente al poder de los blancos».
«We are one» (Somos uno), fue el título del concierto celebrado el domingo ante el monumento a Lincoln, un lugar empapado de simbología, en el que Martin Luther King dio su famoso discurso «I have a Dream» (Tengo un sueño), en 1963. Un título elegido porque «Obama representa a todo Estados Unidos», según los políticos y artistas invitados. Una opinión compartida por el propio presidente: «Creía que el futuro es nuestra decisión y que si sólo pudiéramos lograr reconocernos uno en el otro y juntar a todos, demócratas, republicanos e independientes; norte, sur, este y oeste; negros, blancos, latinos, asiáticos e indígenas; gays y heterosexuales, discapacitados y no, entonces podríamos restaurar la esperanza y la oportunidad en lugares que necesitan de ambas». Y es que dos días antes de jurar su cargo y ante 400.000 personas entusiasmadas, el presidente electo y su vicepresidente acompañados de sus esposas y las hijas participaron en el evento. Muchos de los asistentes, vestidos como esquimales, habían llegado horas antes para asegurarse un sitio, dado que la Policía había advertido de que, alcanzado el aforo, cerraría el acceso. Y lo hizo con una rapidez y una disciplina ciudadana, inusitadas, por lo menos en España. Los símbolos pro Obama se mezclaban con carteles antiabortistas y otros en los que se proponía «arrestar a Bush». En los alrededores, miembros del Ejército, que combatían el frío con un vaso de café en la mano, accedían a fotografiarse con los turistas que se lo pedían.
Por la tarde noche muchas galas y fiestas programadas por agrupaciones ecológicas, afroestadounidenses, latinos, jóvenes, defensores de derechos humanos, de derechos de la mujer, de la comunidad gay, sindicalistas… Aire festivo y gente por la calle vestida de etiqueta, en medio de una multitud de puestos que vendían camisetas, pins, gorros, guantes... y merchandising con la imagen del primer presidente estadounidense de color. Y quien no tenga farra organizada puede acudir a las zonas de «marcha de a ciudad», a las que estos días se ha autorizado la venta de alcohol hasta las cuatro de la madrugada. Uno de los bares, una vinoteca de la calle «U», parecía el United Colours of Obama, con gente de color, orientales, franceses, españoles e iberoamericanos. En el local actuaba un guitarrista de flamenco al que escuchaban unas españolas casadas con militares americanos y sus familiares que habían venido a visitarles con motivo de la toma de posesión.
Unos van y otros llegan
Todo culminará mañana al mediodía, frente al Capitolio, cuando Obama jure el cargo sobre la Biblia de Lincoln. Después en la parte oeste del Capitolio ofrecerá un discurso y realizará un desfile por la avenida Pensilvania. En el otro lado del complejo institucional, el despegue del «Marine One» se llevará a George W. Bush. Simuntáneamente, en la Casa Blana se cruzaran dos camiones de mudanza. En uno estarán las pertenencias de Bush; en el otro, las de Obama. Esa noche habrá diez galas oficiales, entre ellas una para jóvenes, otra para militares y veteranos de guerra, y una de «barrios». Todas ellas serán visitadas por Obama y su esposa.
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