Asamblea de Madrid
ZP se inclina por la sumisión
Diferencia abismal entre Blanco invitando a la conciliación y Sinde lo hace a la radicalidad
Si la política de gestos constituye uno de los pilares de la acción de gobierno de Rodríguez Zapatero, como ha demostrado con reiteración, la despedida y toma de posesión de algunos ministros/as no ha podido ser más expresiva y ha mostrado el talante con el que llegan algunos/as. Y, si no, ahí queda la diferencia. Por un lado, el flamante ministro de Fomento, José Blanco, tuvo especial interés en invitar a la presidenta de Madrid, Esperanza Aguirre, a quien su predecesora, Magdalena Álvarez, había marginado en sus reivindicaciones y, con ella, a los madrileños. Sin embargo, en el Ministerio de Cultura, la nueva titular, Ángeles González-Sinde (González-Cine para Alfonso Ussía), fue apoyada con su presencia por Pilar Bardem, Adriana Ozores como pancartistas de todos aquellos que fueron sus cómplices callejeros y de ZP contra el PP y que pretenden seguir siendo apesebrados con las subvenciones. La nueva ministra se encargaba así de evidenciar no sólo los motivos por los que César Antonio Molina había sido relevado –osó enfrentarse a todos ellos e invitarles a trabajar- sino las intenciones que marcarán su gestión para los próximos tiempos. Reconozco que este nombramiento presenta tintes de impudicia. Ni hace falta un Ministerio para un sector cuyas competencias están transferidas casi al ciento por ciento a las Autonomías ni el presidente tenía que aclarar su idea de alimentar la frustración y el fracaso. Esperaba más del presidente del Gobierno de España a la hora de afrontar el reto del futuro. Al parecer, como hacen casi todos, ha preferido optar por la sumisión a la ortodoxia, por la lealtad a las necesidades de la actual coyuntura. Da la impresión de que ha configurado un frente político con la vista puesta en las urnas. Presidente del partido, vicesecretario general del partido, petroriana desde el origen de su candidatura, jefa de las milicias callejeras… No me suena bien. Creo que era Federico de Prusia quien afirmaba «el hombre es más razonador que razonable». No le faltaba razón.
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