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Zuma celebra su elección al borde del poder absoluto

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Madrid- Jacob Zuma, el controvertido líder del CNA, tiene asegurada la presidencia de la República de Suráfrica. Al cierre de esta edición, el candidato del Congreso Nacional Africano (CNA) contaba con el 66% de los votos. Pese a que todos los sondeos le perfilaban como el vencedor de la jornada, en estas cuartas elecciones Zuma quería conseguir la mayoría de dos tercios en el Parlamento para así no depender de ningún grupo político a la hora de tomar decisiones. Por cuarta vez consecutiva, desde 1994, el líder del CNA toma las riendas de Suráfrica. Un país que debe hacer frente al desempleo (un 30% de la población está sin trabajo), las altas cifras de criminalidad -una de las tasas más elevadas del mundo, con más de 50 personas asesinadas cada día- y luchar contra el sida, una enfermedad que ya afecta a 5,7 millones de surafricanos según datos de Ap. Los surafricanos acudieron en masa a votar. De los 23 millones que estaban convocados a las urnas, se estima que lo hicieran un 77%, una cifra que supera a la de las pasadas elecciones y, por comparar, es mayor también al porcentaje de españoles que votaron en las generales de 2008. El «victimismo» de Zuma Pese a sus escándalos de corrupción, el juicio por violación y sus particulares y controvertidas declaraciones, Zuma sabe encandilar a sus votantes. Para algunos analistas políticos, el «victimismo» del líder zulú del CNA consigue que los surafricanos se sientan identificados con él. Jacob Gedleyihlekisa Zuma nació hace 67 años en KwaZulu Natal. El comunista cuenta ya con tres «honoris causa» pero no pudo ir a la escuela pues al quedarse huérfano de padre tuvo que ayudar a su madre, asistenta, a fregar suelos y limpiar cristales. Pero no sólo su infancia fue dura. La suerte quiso que un año después de alistarse en las filas del CNA de Nelson Mandela, fuera detenido y encarcelado, durante una década en la prisión de la isla de Robben, donde precisamente se encontraba el futuro premio Nobel de la Paz y otros miembros importantes del partido. Al salir de la cárcel, desde el exilio, fue escalando puestos rápidamente hasta que en 1990 se legalizó el partido y finalmente lograra la presidencia en 1994. El futuro presidente acumula 783 acusaciones por corrupción, violación y homofobia. En 2006, fue juzgado por violar a una mujer portadora del virus VIH. Pese a que finalmente fue absuelto, declaró que tras mantener relaciones «se duchó» como medida preventiva. Sin embargo, la oposición no ha sabido aprovechar los escándalos. El último juicio por corrupción terminó hace tres semanas, ya que la Fiscalía consideró que se estaba sacando la información a relucir de acuerdo con la agenda de sus actos de campaña, en busca de su desprestigio. De hecho la empresa de encuestas de opinión surafricana «Ispos Markinor» reveló que sus partidarios estaban «más dispuestos» a votarle tras los cargos. Otra vez, el «victimismo» parece ayudarle. Zuma, polígamo, se ha casado por lo menos cuatro veces. Conserva a dos de sus esposas (de una se divorció y la otra se suicidó en el año 2000). Con ellas ha tenido una decena de hijos.