España

Humor para levantar el telón

«Razas», con Toni Cantó, y «Oddi», con Víctor Clavijo y Manolo Solo, inauguran el Teatro del Arte en el local que hasta ahora ocupaba el Teatro de Cámara-Chéjov Cuándo: del 19 de diciembre al 13 de enero. Dónde: Teatro del Arte. C/ San Cosme y san Damián, 3. Madrid. Cuánto: de 14 a 18 euros.

Clavijo da vida a un asesino en «Oddi»
Clavijo da vida a un asesino en «Oddi»larazon

No todos los días una obra abre una sala nueva de teatro. «Razas», de David Mamet, ha tenido ese honor con el recién inaugurado Teatro del Arte en Madrid, abierto en lo que hasta ahora había sido el Teatro de Cámara-Chéjov. Justo a continuación, esta semana levanta el telón «Oddi», una comedia de Sergi Pompermayer que retrata con humor negro el mundo de la escena en España. Oddi es un dramaturgo que ha conocido el éxito pero está en horas bajas. Tan bajas que, harto de malvivir en un colmado, contrata a un asesino a sueldo, Garfiel, para que acabe con su vida. Lo que pasa es que, llegado el momento, ninguno tienen claro cómo hacerlo. «Nos reímos mucho de los autores, también de los actores. Oddi es un escritor en horas bajas, pero podría haber sido perfectamente un actor. La obra tiene que ver con los artistas en general», explica Víctor Clavijo, que da vida al asesino en este montaje dirigido por Paco Montes.

«Todos en algun momento nos sentimos reconocidos, tiene que ver con la necesidad más que de éxito mediático, de reconocimiento», corrobora su compañero en escena, Manolo Solo, esto es, el dramaturgo y contratante para su propia muerte. Ambos habían coincidido antes en la serie de televisión «Hermanos y detectives», así que, cuenta Solo, que «esde entonces nos une una amistad». Junto a ellos, un tercer personaje, al que da vida Olga Rodríguez, pone las cosas en su sitio.

Desde «una perpsectiva absurda y muy disparatada», entre ambos protagonistas, cuenta Clavijo, «se acaba dando una relación de complicidad: uno es un autor con ínfulas, el otro, un personaje de la calle, pero también un alma sensible; a partir de ahí empiezan a comprenderse y el autor, a disparar contra el mundo del teatro». Por ejemplo, prosigue, «en algunos monólogos, sobre todo en uno de la actriz, en el que hace una descripcion de una noche de estreno: los productores con cara de pequinés oliendo a mierda y todo el mundo moviéndose del sitio esperando que le miren». Pero, sobre todo, el argumento les da pie para «reírse de esa necesidad de triunfo que tienen todos los artistas y cómo eso a veces nos lleva a prostituirnos, a buscar el éxito fácil», reconoce él mismo. Sólo admite que en su profesión «hay mucho ego, pero no se puede generalizar. Estamos hablando de un personaje concreto». Y resume que lo que ofrece esta comedia es «mordacidad, acidez, un poquito de mala leche contra nosotros, una visión autocrítica, absurda y dislocada».