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Sebastián Piñera: “Ha llegado el momento de decir basta”

Han pasado 40 días desde que empezó la crisis y las Fuerzas de Seguridad se ven cada vez más sobrepasadas por la violencia, los disturbios y la opinión pública. El presidente chileno pide unidad para combatir la violencia.

Protestas tras un año del asesinato del mapuche Catrillanca por parte de la Policía
Protestas en Santiago de Chile durante la conmemoración del primer aniversario del asesinato del comunero mapuche Camilo CatrillancaOrlando BarríaEFE

Solo bastó una pequeña subida del precio del billete de metro para que se abriese la “caja de Pandora” y surgiesen -a lo largo y ancho del país- movilizaciones multitudinarias en contra del Ejecutivo de Sebastián Piñera. 40 días y 23 muertos después, las autoridades chilenas no han sido capaces de cerrarla.

En este escenario, el mandatario ha pedido un “total apoyo” a la Policía y Carabineros, la condena “sin ambigüedades ni tibieza” a la violencia y la ayuda de todos los grupos políticos para sacar adelante cuatro medidas para respaldar la labor de las Fuerzas de Seguridad. Y es que los agentes cada día están más sobrepasados. El agotamiento empieza a hacer mella. No solo por el desequilibrio de fuerzas, sino también por la presión de la opinión pública, que ha comenzado a mirarles de otra manera tras los lapidarios informes publicados por varios organismos internacionales.

Así lo contaba un presunto agente de Carabineros en un audio filtrado durante el saqueo de un centro comercial en la región de Valparaíso (centro de Chile): “"Nos retiramos del Belloto. Estamos absolutamente superados. Tengo carabineros lesionados, los vehículos apedreados, bombas molotov, no tengo gas, no puedo disparar escopetas. Está la cagá. No estamos obligados a lo imposible. Hemos apechugado cuerpo a cuerpo prácticamente. Más no podemos, más no se puede".

Human Rights Watch (HRW), Amnistía Internacional (AI) y el Instituto Nacional para los Derechos Humanos (INDH) han denunciado un número exorbitante de violaciones de los derechos humanos por parte de las autoridades en la contención de las protestas. Como dice el ministro de Defensa, Alberto Espina, “la situación que está viviendo Chile es extremadamente crítica”. Según el encargado de la cartera de Defensa, esta situación no tiene un precedente en la historia de la democracia chilena.

El presidente chileno, Sebastián Piñera, ha estado muy cuestionado por cómo ha manejado la crisis. Para algunos por no ser lo suficientemente severo con la brutalidad de los manifestantes, y para otros, por no haber sido lo suficiente severo con la brutalidad policial. Algunos parlamentarios han llegado incluso a pedir su destitución. Algo que parece muy improbable en estos momentos por la vía legal, porque para sacar adelante el trámite serían necesarios dos tercios de los votos en el Senado; y ni los senadores de la coalición de derecha Chile Vamos, ni muchos opositores parecen verse seducidos por la idea, porque temen que el vacío de poder pueda interpretarse como una invitación al caos. A pesar de todo, algunos expertos creen que al mandatario no le queda otra opción que la dimisión.

Pero él piensa de otra forma: “Llegó el momento de decir basta”, así se expresaba este miércoles Piñera tras la celebración de una reunión de urgencia con su gabinete. Pidió el respaldo de los parlamentarios para combatir la violencia y les apremió a aprobar los cuatro proyectos de ley que -según el presidente- podrían ayudar a las Fuerzas de Seguridad a cambiar el rumbo de los enfrentamientos con los vándalos: la ley anti-encapuchados, la ley anti-saqueos, la ley anti-barricadas, y la de las Fuerzas Armadas (que permitiría movilizar al Ejército sin necesidad de decretar el estado de excepción). Además, anunció el aumento de la dotación policial (2.505 efectivos de Carabineros) a partir del 2 de diciembre.