Internacional
El japonés que salvó del Holocausto nazi a 6.000 judíos
Chiune Sugihara emitió miles de visados en apenas seis semanas mientras trabajó como diplomático en Lituania en 1940
Nobuki Sugihara era apenas un niño cuando su padre, Chiune Siguhara, trabajaba como comerciante en un pueblo costero a 34 kilómetros del Tokio. Eran muchas las semanas que se quedaba solo porque su padre tenía que viajar por trabajo a Moscú, pero cuando estaban juntos dedicaba su tiempo a enseñarle matemáticas para tratar que pudiera labrarse un futuro. En 1939, Chiune tenía que volver a viajar, pero esta vez lo hizo con toda su familia. Pero esta vez tenía la misión de viajar a Kaunas a abrir un consulado. El momento era complicado porque los tanques nazis habían entrado ya en Polonia. En realidad, lo del consulado era una forma de estar más cerca de Europa y tener información de primera mano de lo que estaba ocurriendo. Japón sospechaba que Hitler, su aliado, planeaba invadir Rusia. En Kaunas no había japoneses que atender, por lo que Chiune se dedico a trabajar con espías polacos, que le confirmaron las intenciones de la Alemania nazi, según informa “The Guardian”.
Lituania era en ese momento una nación independiente, un semillero de espías y una zona de refugio para los que huían de nazis y soviéticos. La vida de Chiune era más o menos apacible hasta que la URSS invadió Lituania el 15 de junio. En ese momento, los refugiados -en su mayoría polacos que huyeron tras la invasión de su país- acudieron en masa al consulado japonés, en el que buscaban una vía de escape. Chiune tenía órdenes estrictas de no conceder visados a nadie que no cumpliera con todos los requisitos y tuvo que descartar a todos los que esperaban a las puertas del consulado. No contento con ello, volvió a hacer una segunda solicitud, perola respuesta fue tajante: le dijeron que no volviera a preguntar. En ese momento, decidió que entregaría visados a todos. Durante seis semanas entre julio y agosto trabajó 18 horas diarias y entregó 2.139 visados de tránsito.
Tal y como describe su hijo Nobuki, al principio daba visados a 10 o 20 personas, pero pronto pasó a 100. A partir de ahí no pudo parar. Sugihara, que hablaba ruso con fluidez y tuvo que negociar con Moscú para garantizar que los refugiados judíos tuvieran un paso seguro a través de la Unión Soviética, así como el derecho a abandonar Vladivostok hacia Japón. Stalin firmó la orden por la que maestros y estudiantes religiosos judíos, vendedores, abogados y otras profesiones liberales pudieron viajar directamente a Japón.
Más allá del registro de 2.139 nombres que Sugihara envió a Tokio meses después de emitir los visados, no hay certeza sobre cuántas vidas salvó. La estimación de 6.000 se obtiene de calcular que con cada titular de un visado podían viajar otras dos personas, su mujer y un hijo. Otros investigadores han sugerido la cifra podía superar las 10.000 personas.
Pero su familia no fue consciente de la labor que había desarrollado su padre. No fue hasta 1969 cuando un diplomático israelí contactó con ellos y les indicó la gran labor que había hecho por los judíos.
Este acto heroico ha sido reconocido por el gobierno Lituano, que ha declarado 2020 como el año de Chiune Sugihara, fallecido en 1986, y ha preparado una serie de acontecimientos para recordar su labor. El programa oficial incluye una exposición de fotografías en el Parlamento, así conciertos, conferencias, películas, sellos postales y un monumento erigido en Kaunas, la antigua capital de Lituania, donde se encontraba Sugihara.
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