Argentina

¿Por qué el Rugby se ha convertido en un deporte odiado en Argentina?

El brutal asesinato de un joven ha conmocionado a la sociedad argentina

European Champions Cup - Pool 3 - Harlequins v ASM Clermont Auvergne
European Champions Cup - Pool 3 - Harlequins v ASM Clermont AuvergneADAM HOLTReuters

Probablemente paguen justos por pecadores, como en todos los sucesos que la prensa magnifica. Pero lo cierto es que a raíz de este asesinato se ha abierto un debate sobre por qué en la noche argentina es común ver a grupos de jugadores de rugby deambular en manada por los boliches porteños y de la costa, de cacería, hasta que encuentran su presa. ¿Es algo cultural o un hecho aislado?

La madrugada del sábado 18 de enero, Fernando Báez Sosa, un joven de 19 años, salió a bailar a una discoteca de la localidad balnearia de Villa Gesell, Buenos Aires, donde pasaba sus vacaciones. Horas más tarde, terminó muerto sobre una acera a metros del lugar. Varios testigos y vídeos pudieron registrar lo ocurrido: el muchacho fue atacado a golpes por un grupo de 10 jugadores de rugby, que no pararon de agredirlo hasta acabar con su vida.

En el grupo de amigos, de entre 18 y 21 años, socios del club náutico Arsenal, de la localidad bonaerense de Zárate, algunos están presos. Otros, continúan imputados como coautores del homicidio. No obstante, todos podrían recibir la pena de prisión perpetua.

Los testigos identificaron a dos de ellos como los autores de los golpes y patadas mortales. Se trata de Máximo Thomsen y Ciro Pertossi, de 20 y 19 años, respectivamente. La autopsia determinó que el joven murió por un fuerte traumatismo de cráneo. También presentaba lesiones serias en la mandíbula.

Rugby, alcohol y violencia

El caso reabrió en Argentina un debate recurrente sobre la cultura del rugby, un deporte que en este país es más bien característico de las clases acomodadas, y al que muchos cuestionan por una serie de hechos de violencia inusitada fuera de los campos.

No se trata de una vinculación caprichosa. Se han visto numerosos casos como los de Fernando Báez Sosa que, aunque no terminaron en una muerte, han implicado agresiones sin sentido solo “por diversión”, como cuando un grupo de jugadores golpeó a un indigente y lo grabó en un video.

El consumo de alcohol al finalizar una partida de rugby –conocido como el tercer tiempo- es otro de los agravantes que se ponen en discusión, aunque tanto la violencia como la ingesta de sustancias tóxicas son problemáticas que atañen a toda la sociedad.

A esto hay que sumarle el ritual macabro de iniciación. Un arsenal de bebidas alcohólicas, se les ofrece a los novatos en cantidades industriales para marearlos. A veces el elixir va mezclado con orina.

Con un cuchillo les cortan el pelo y las cejas, mientras los compañeros giran al alrededor, y les pegan con fuerza en la espalda, en los hombros, en el pecho (al punto de dejarle marcas no perecederas); algunos incluso escupen.

Al debutante también lo pueden disfrazar, por ejemplo, de camarera para estirar el calvario. Eso sí, a modo de recuerdo, el inolvidable momento queda inmortalizado en un vídeo que rara vez circula en las redes sociales; pasa a manos del agasajado (por si no llega a recordar algún capítulo) y para el regocijo del grupo. Un bautismo de fuego y alcohol.